Capítulo 2

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La rutina de la mañana nunca cambia, despierto, arreglo, desayuno, ignoro a papá y me lleva a la escuela.

Esa vez no fui la primera en entrar al salón de clases... Aaron estaba allí, les juro que más que felicidad, sentí fastidio, me sentía acosada, aparte que me causaba molestia que fuera tan tonto ¿por qué pudiendo estar con los chicos «cool» de la clase prefería estar sentado en el salón solo? Ese tipo de oportunidades no pasaban todos los días, me sentía curiosa hacía su persona y mientras me acercaba a mí lugar tomé aire, y para ser honesta, un poco de valor y se lo pregunté.

— ¿Por qué no estas con Austin, Sonia y el resto? —Mi tono implicaba que no me importaba mucho la respuesta—, ayer estabas sentado con ellos en el almuerzo ¿no? —Tomé asiento.

—No son mi tipo —Contestó mientras se paraba de su lugar y se hacía junto a mí—, Sonia es linda, pero es tan tonta como Austin y el resto... ¿enserio ese tipo de personas son populares aquí? Es lamentable.

Solté un pequeña risa, no quería que me cayera bien, se suponía que me estaba acosando, ¡Laura, corta el tema, no, aléjate! Mi pensamiento me decía, quizás es una actitud muy exagerada, pero entiéndanme, nunca algo así me había pasado, los chicos solo se acercaban a mí para pedirme algo, ayuda o lo que sea, esta aunque no lo crean era mi conversación más larga con un chico en años.

—No hablas mucho ¿no es cierto? —preguntó después de que mi espontanea risa terminara, curioso.

—No —decidí decirle la verdad—, en realidad no.

—¿Qué tal si empezamos de nuevo? —Sugirió y aunque me sentía avergonzada, mi cara de sorpresa no era algo que podía ocultar—, es decir, debes estar algo incomoda, ayer solo te hablé para pedirte un lápiz y te vi durante todo el almuerzo —señaló, Lo sabía, mi menté dijo, no eran ideas locas mías—, porqué sé que sabias que te estaba viendo —dijo para terminar su mini discurso.

—Sí, en realidad si —acepté, ¿cuál era el hecho de negarlo? El parecía ya saberlo—, ¿por qué lo hacías? —Era momento de aclararlo, un día de matar mi mente con hipótesis imposibles era suficiente.

—Realmente no lo sé, eres la única chica aquí que veo que es... —agachó la mirada y si hubiera sido otra persona, hubiera jurado que estaba avergonzado—, diferente.

Mientras mi mente se debatía, un pensamiento opacó los demás, darle una oportunidad no puede ser tan malo, ¿no?

—Está bien, empecemos de nuevo —dije un tanto insegura mientras estiraba mi mano—, Soy Laura, mucho gusto.

—Mucho gusto Laura, soy Aaron. —Me dijo mientras estrechaba mi mano.

El caso es que hablamos como por media hora, lo que tardó el profesor y el resto de la clase en entrar al salón, me dijo que era de California pero viajó a Cooperstown porque a su madre le salió un trabajo aquí, dijo que vivía con su hermano mayor y su mamá, su padre murió antes de que el naciera y que no lo conoció. En realidad eso es un breve resumen ya que hablamos muchísimo más, según mi opinión, era un muy buen chico.

Mientras pasaban las clases era yo la que no podía alejar la vista de él, resultaba que su cabello era en realidad castaño claro, más como las avellanas que como el café y la razón por la que el día anterior estaba tan oscuro era porque lo traía mojado, ese día fue a la escuela vestido con las mismas zapatillas converse del día anterior pero con una camisa negra, jeans de mezclilla y un saco gris.

Después de esa conversación de treinta minutos, no pude dejar de pensar en cómo Aaron era en realidad ¿me habrá dicho la verdad? ¿Enserio se llamará Aaron? La paranoia se apoderaba de mí, pero es algo que tienen que entender, ¿qué se suponía que pensará si nunca nadie se acercaba a mí y de repente un chico salido de la nada trataba de formar conversación conmigo? No tenía ni pies ni cabeza, era algo totalmente loco.

Cuando regresé a casa, me tiré sobre la cama a "pensar", hago comillas porque lo único que pensé fue que debería empezar a escribir en un diario, lo cual hice como toda niña tonta de doce años, pero me excuse de pensar en mi como una porque, técnicamente, ni siquiera era un diario, era una agenda vieja que encontré en el estudio de mi papá.

Básicamente solo escribí en una página, porque tampoco sabía que escribir.

"14 de Abril/ 2014, 4: 15 pm

Querido diario, haha, tengo que admitir que siempre quise escribir eso.

Pues verás, hay un chico que llegó ayer a la escuela, se llama Aaron, tiene 17, hoy hablamos como por media hora pero puedo sentir un tipo de conexión, pero no sé porque nunca había entablado una conversación con un chico como por "tanto tiempo" y tal vez estoy confundiendo el hecho de haya una conexión con que simplemente es gentil conmigo.

El caso es, que no sé qué pensar de él, porque en parte le tengo algo de miedo, no sé porque de repente se interesa en mí y me mira tanto.

Es todo, adiós"


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