Dos Alas Y Media

Martes.

Está sonando el despertador.
No quiero ir.

Intento hacerme la sorda, pero no tarda en entrar mi madre para recordarme de que es hora de ir al mismísimo infierno.

- Mueve el culo. -me ha gritado desde el pasillo.

Me levanto de mala gana y hago la cama. Paso por el baño y luego me visto.

- ¡Baja ya!

Cojo mis auriculares y mi mochila y bajo.

- ¿Qué haces, hija? - me pregunta mi madre al verme rebuscar algo en el fondo de la nevera.

No me molesto en contestarla, ya que ha visto la respuesta.

- ¡No vas a desayunar eso!
+ Oh, claro que si. ¿Acaso no dicen que hay que comer de todo y desayunar fuerte? Pues, ¡No hay nada más fuerte que la pizza!

Cojo mi zumo de encima de la mesa y dejo a mi madre con la palabra en la boca.

+ ¡Adiós! - Grito desde la puerta.

Cierro la verja de nuestro jardín y enchufo y me coloco los auriculares. Respiro ondo y miro hacia delante.

Tal vez hace un tiempo, hubiese sonreído y me hubiera dicho a mi misma: "vamos, ¡tú puedes!" Pero ya no lo hacía y no iba a hacerlo.
No iba a engañarme a sí misma una vez más.

Empiezo a andar hacia la parada del autobús mientras "Chasing Cars" de Snow Patrol suena.

Llego casi a la par del autobús, a sí que no tengo que esperar demasiado. Entro y me siento en una butaca de un espacio que estaba libre.

Desde luego, mirar a la derecha fue lo peor que pude hacer. Calum me ha visto y se ha levantado.

- Muévete.

Me he movido al lado de la ventanilla y él se ha sentado al lado mío.

- Te preguntarás por qué ahora voy en este autobús ...
+ Yo no me pregunto nada. - Le he respondido en un tono borde.
Lo único que me pregunto es que coño he hecho yo mal para coincidir contigo en todo.

Calum sonríe.

- En realidad, me he mudado a una casa que está cerca de la tuya. Mis padres han vendido la otra porque no tenia tanto jardín como ellos querían.

Lo miro. Sigue sonriendo.

+ Estupido. - Murmuro entre dientes.