Prólogo

33 2 2
                                    


PRÓLOGO

-¡Qué pena das, Gaspar! Déjate de joterías y abrochame el vestido, ándale -dijo Lo dándole un doloroso golpe en la nuca. Él rió y dejó la revista de strippers en paz, para subirle fácilmente el cierre del vestido a ella.

-¡Ya está! Mira que hasta pareces una chica -ronroneó codeándola un poco. Lo soltó una carcajada-. Ya deja de llamarme Gaspar, Pene.

-Cállate idiota, además Gaspar es tu segundo nombre -gruño ella-. Vamos, ya es bien tarde y se va a acabar la comida gratis.

-Eres un puerco.

-Y tú un gay.

-Si por mi fuera te demuestro ahora mismo lo muy hombre que puedo llegar a ser -dijo Gus lentamente halando a Lo de la cintura, juntando sus cuerpos fuertemente, sorprendiéndola mucho. Sonrió acercando sus labios a los de ella-. Pero tienes razón, la comida gratis es sagrada.

Y se fue.

-Eres un pendejo.

Gus soltó una risotada antes de cerrar la puerta de la entrada, con ella pisando sus talones.

-Eres un alborotador... estúpido, imbécil, pen...

-Solo lo dices porque te dejé con las ganas, Lo.

-Ay ya, arranca.

Gus y Lo -por no mencionar el nombre que le pusieron sus padres- siempre bromean y se coquetean, aunque todos saben que Gus tiene un gusto mayor por los chicos, se podría decir que es bisexual. Cuando llegaron a la fiesta Gus rápidamente localizó a un chico de su lado, por así decirlo. Ella sonrió con maldad y cuando Gus estaba por sonreírle al rubio de la barra, ella tomó su chaqueta y lo besó con pasión, riendo fuertemente al separarse de él. Aun con las manos en su cuello le hizo un guiño.

-¡Lo! Ya sabes que me caga cuando haces eso, ahora todos creerán que estoy cojido -gruñó Gus sin más remedio que seguirle la corriente a la pelinegra que sostiene su cuello.

-El chiste es que el nene ese crea que me vas a engañar con él, piensa baboso.

Gus aceptó felizmente y se despidió de ella con un beso fugaz -esa costumbre tendrá que quitarseles pronto- en los labios. Ella juntó sus pechos nuevamente y susurró lentamente contra sus labios:

-Gaspar, recuerda que el herpes también se contagia por el...

Lo, fue interrumpida por un beso. Rió al separarse de él.

-Ya deja de aprovechar cada momento para besarme y ve a ligarte al rubio ese. ¡Nos vemos novio!

Gus se dirigió con una sonrisa hacia el rubio de la barra, tan embobado como si de una chica desnuda se tratara. Lo soltó una tremenda carcajada, cuando el rubio se sonrojó. Ella arregló su escote sin vergüenza alguna y caminó hacia lo que de seguro sería su nueva conquista, pensando libremente «¡Hoy follo!». Gus y Lo han sido amigos por cinco años, gracias a Pedro -o Peter, como él se apoda-, un amigo de ella. Ellos empezaron a salir, pero desgraciadamente un día Gus, dejando con las ganas a Lo, le confesó que tenía un gusto por los chicos, lo que la dejó sorprendida por un tiempo y un tanto -muy- deprimida. Ellos continuaron con su amistad y ahora no hacen más que bromear con el tema.

Ella estuvo realmente enganchada con él por un tiempo, tratando de "seducirlo", hasta que se dio por vencida. Lo, se dio cuenta que ellos no podrían llegar a más, ya que aunque ella es bastante atractiva -y con toda la fachada de una "zorra"- eso nunca cambiará los gustos de Gus, su amigo gay.

Lo, es una chica pelinegra cuyo nombre odia, sus padres -literalmente "padres", ambos hombres- la llamaron Penélope al adoptarla cuando solo tenía dos meses de nacida ¿Grandioso, no? Cuenta con veintiún años de edad y cursa la universidad, en la carrera de Diseño de moda, junto con Gus. Jamás ha tenido un novio estable, aunque tampoco se acuesta con cualquiera. Esto último podría ser una gran mentira.

-Hasta pronto, nene -ronroneó Lo limpiando su labial rojo escurrido, mientras el chico se coloca sus calzoncillos. Salió de la habitación soltando varias risitas, intentando caminar con decencia. Se nota a leguas que ella está un tanto pasada de copas. Bajó las escaleras con sensualidad mientras vuelve a aplicarse su caro labial rojo, un regalo de Gus. Buscó a su amigo por todas partes hasta que lo encontró en una esquina besando a aquel rubio. Le arrebató un vaso a un chico y lo bebió todo sin siquiera parpadear.

-¿Creías que te me habías escapado, bombón? -gruñó un chico en su oído. Ella lo miró sin importancia y siguió moviendo sus caderas al ritmo de la música.

-Ah, hola -dijo reconociéndolo, el chico le sonrió y trató de besarle, pero sorpresivamente ella lo esquivó-. ¿Sabes? Tengo que irme, pero si quieres llámame.

Dijo Lo antes de depositar un beso apasionado y caliente en los labios del castaño, dejándolo sorprendido y un tanto agitado.

-Nos vemos luego preciosa...

Hugo no es el típico hombre que se divierte con las mujeres, va a fiestas, bebe alcohol y no recuerda ni su nombre al día siguiente. Pero siempre hay una excepción. Nunca le ha gustado jugar con los sentimientos de las chicas y mucho menos meterse con ellas sin ningún compromiso, pero a veces un momento de ira te puede llevar a embriagarte y arrepentirte de lo sucedido.

En cambio, Lo es una mujer divertida y apasionada que viste y calza como la viva imagen de la diversión. Bebe, fuma y satisface sus necesidades, ya sean sexuales o económicas. Ella es una mujer inteligente, pero no es vista por todo el mundo.

Ellos estaban bastante tomados como para creerse verdaderamente esas palabras, sin saber que se encontrarían en lugares y momentos inesperados. Después de conocerse de una manera muy peculiar y para nada cliché, Lo y él se cruzan en todo momento. Ellos intentan averiguar seriamente el porqué de sus repentinos encuentros y terminan haciendo una historia juntos.



Lo y élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora