Cincuenta y ocho

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—¿Entonces?—pregunto Sarah demandante.

—Y-yo...—¿Como explicarle que estaba hablando conmigo mismo?

—¿Querías que me callara? —esta vez parecía más seria. —es normal, es decir, la mayoría de gente no me tolera porque piensa que soy muy...

—¡No! —la corte. —No, no me refería a eso. Estaba...hablando conmigo mismo.

—¿Hablando contigo mismo? —Asentí. —¿De que?

Mierda.

—D-de, pues, de, tú sabes...Cosas comunes.

—¿Porqué estás más rojo que un tomate y todo lo que dices no tiene sentido?

—Lo siento, estoy nervioso.

—¿Te pongo nervioso? —¿Porque siempre adivinaba todo?

—¡¿Que?! ¡No! Es que... Tengo un examen en media hora y estaba pensando que iba a jalar, entonces me calle. —sonreí ante mi excusa, era bastante creíble.

—Y con lo rojo que estabas ¿crees que me comeré el cuento de que estabas pensando en el examen? Porque no sé de qué será ese examen para que te pongas así, la verdad. —dijo con un toque de humor.

—¿Podemos solo olvidarlo?

—Me parece bien. —nos sumimos en un silencio medio...¿extraño? No era de esos incómodos, pero tampoco era uno cómodo.

Ya me enredaste.

¡Cállate!

Quería hablar, pero a la vez no quería hacerlo. Quería hacerla reír, pero a la vez quería salir corriendo. Y si hablaba, no quería que nos quedáramos en un silencio aún más incomodo.

Sarah Brown, me estás volviendo loco.

Twisted Plot (CBE#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora