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Estás sola, me decía.
Nadie te quiere, me decía.
Pero llegue a la conclusión de que cuando me mire en el espejo y ya no me encuentre estaré sola; en cambio tú hombre de papel, solo hace falta una débil lluvia para desaparecer, pues tus  palabras son tanto o más falsas que tú.

Pensar es un suicidioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora