Un Amor Entre Ballet y Boxeo

Capítulo 2

Suena el despertador y me levanto perezosamente después de estar 10 minutos en la cama pensando lo mucho que detesto los lunes. El peor día de la semana...
Oigo la puerta sonar y sé que es Mery, la mujer que practicamente me ha criado y la mujer que cocina, limpia, etc en mi GRAN casa. Le digo que enseguida bajo y me dirijo a mi vestuario a elegir qué me voy a poner.
Me decanto al final por unos jeans rojos y con una camisa de manga larga negra pero con un hombro al descubierto y con unas letras blancas que pone "sweater weather is better weather". A esto le añado unas converse blancas. A ver, que sea bailarina no quiere decir que sea aburrida, también puedo tener estilo y más si mi madre es diseñadora y la mayoría de mi ropa la ha diseñado ella.
Antes de bajar a desayunar me miro en el espejo, me maquillo un poco y me arreglo mi largo y lacio cabello rubio. Perfecta para empezar la semana.
Por fin bajo a desayunar pero no tengo mucha hambre y me limito a coger una manzana. He de admitir también que he de guardar mi figura si quiero llegar a ser la mejor, es una de las cosas más importantes.

-Señorita.... Coma algo más por favor. Siempre hace lo mismo y al final caerá enferma por culpa de no comer. -Me riñe preocupada María

-Estoy cansada de decirte que me tutees Mery, llamame simplemente Jacqueline, okay? Y no como más porque no tengo hambre por las mañanas. -Le doy un beso y salgo de casa a toda prisa- Adiós Mery.

Cojo mi coche y me dirijo a mi instituto, donde por suerte nadie me molesta y no tengo a Brigitte incordiando todo el día.

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Por fin llego al instituto y aparco en el mismo lugar de siempre delante de la puerta donde me espera mi mejor amiga Camyl que me saluds cuando salgo del coche.

-Jacqueline, querida amiga, ¿estás preparada para el examen de historia? -Dice mi querida amiga poniendome sus brazos por mis hombros mientras me arrastra dentro del instituto.

Si la vieseis os daríais cuenta de lo diferentes que somos, pero ya veis, nos hemos criado juntas y somos inseparables desde que estábamos en la cuna. Ella es alta, de cabellos rizados y castaños. También lleva un piercing en la nariz y no está de más decir que yo en la vida me haría un agujero en la cara. A Camyl también le gustan los deportes pero sobre todo el atletismo. Se está preparando para que en su última carrera, que será la más importante, la vean correr unos patrocinadores y que le den una beca para la universidad de sus sueños. También frecuenta mucho los gym pero yo nunca he entrado en uno, no me gustan porque está lleno de gente sudorosa, así que salgo a correr por Londres yo sola.

-Si, la verdad es que el sábado estudié hasta tarde y lo llevo bien aunque ayer no pude repasar nada. -Respondo sinceramente- Y tú, traidora, me acabas de arruinar el día recordandome que hay examen. Te odio. -Bromeo.

-Me adoras -Me estrecha contra ella Camyl- Voy a por unas cosas en mi taquilla y nos vemos a la hora del desayuno en la cafetería.

Asiento y nos separamos de camino.

Voy caminando y saludando a la gente. Aquí la gente es muy buena, por eso no quise cambiarme de instituto cuando mi padre me lo sugirió hace un par de años. Con Camyl solo tengo un par de clases como historia pero igual nos vemos en la cafetería con otros amigos.

El resto de la mañana lo paso normal, tomando apuntes en las clases hasta que llega la hora del esmuerzo y salgo a la cafetería. Pido mi comida, una ensalada de pasta, y me siento con el resto de mis amigos y al lado de Camyl.
La verdad es que son amigos de Camyl en realidad, yo solo me junto con ellos en el insti aunque me invitan a todas sus quedadas, pero es Camyl quien sale con ellos en las tardes. Yo siempre estoy ocupada.