Ultimátum • {ChenMin One Shot}

One Shot

                  

[!] Jongdae es el mayor en edad.

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Siendo sincero consigo mismo, ¿cuánto llegó el a conocer a Kim Jongdae? Su comida favorita, la música que le gustaba, los lugares a los que más iba. Todo parecía un recuerdo borroso, como si a través del tiempo su memoria se hubiera reseteado. Si estuvieron así durante dieciséis meses... bueno, ¿en verdad estuvieron?

El fuego frente a él chasquea, al mismo tiempo que Minseok lanza otra foto al fondo carbonizado de la chimenea. Toma el atizador y la hunde aún más, un sollozo se escapa de nuevo. Las lágrimas resbalan por sus mejillas, es imposible engañarse. Aplica más presión en la vara, y un pedazo de carbón se rompe, los trozos chocando contra las paredes de la chimenea y volviendo a caer con un chisporroteo.

Bulgogi, pop rock, y el bar deportivo cerca del centro de la ciudad.

La mañana siguiente, luego de que Minseok sale de su casa, no ve el acostumbrado auto negro estacionado en la entrada, y se descoloca un poco. Sin pensarlo mucho, dobla hacia la derecha, dirigiéndose a la estación del autobús. Pasan diez, quince minutos, y el bendito autobús parece querer arruinarle más la mañana. Bufando, desiste y se deja caer en la banca tras de él, importándole poco si llega tarde a clase o no. Minseok sabe que tiene dinero suficiente para un taxi, pero de sólo pensar en verle la cara a Jongdae, su corazón se contrae dolorosamente. Tras el sentimiento, se levanta y camina un par de cuadras, hasta que se encuentra con uno de los vehículos blancos y se sube a él.

Entra al edificio, con un café caliente en su mano derecha y una carpeta en la izquierda. Ignorando las miradas interrogativas que le dirigen por el pasillo, sigue caminando hasta el final de este y se mete en su clase. Deja la carpeta sobre el escritorio, tratando se beber lo más rápido que puede, pero está demasiado caliente. Abandona el vaso medio vacío en una esquina del pupitre, y después de tomar el marcador borrable, se da vuelta y empieza a escribir palabras clave de la lección en el pizarrón blanco. La clase se llena poco a poco, al igual que los murmullos, pero Jongdae se da la vuelta como si nada, y los saluda a todos con una enorme sonrisa.

Definitivamente, todo el mundo se había enterado. ¿Quién no? Después de todo, la mayoría esperaba que esto sucediera. Un alumno y su maestro de Economía, sin sentido alguno, habían empezado a salir, volviéndose la comidilla de todo el conjunto escolar. Minseok era un chico bastante susceptible, los rumores empezaron a crecer, Jongdae mostrándose completamente desinteresado. Finalmente, en la fiesta de cumpleaños de Luhan —el mejor amigo de Minseok, cabe aclarar— todos, presenciaron el ataque de ira del pequeño, al recibir la llamada de Jongdae anunciándole que no podría estar allí, con el tono más odioso posible y como si no importara.

Ahí, llegó el ultimátum. Desconcertando a Jongdae, y a la mayoría de personas alrededor de ellos en el parque, quienes estaban pendientes de su discusión pública. Sin más que hablar, Minseok dio media vuelta y se dirigió a su casa, haciendo caso omiso del sentimiento de ahogo al darse cuenta que Jongdae no hizo nada para detenerlo.

—¿Y si salimos esta noche? —pregunta Luhan, observando con una sonrisa a su amigo.

—No estoy de humor —y así, Minseok vuelve a recostar la parte posterior de su cráneo en la pared, cubriéndose el rostro con su chaqueta.

Luhan chasquea la lengua.

—Vamos, no seas así —disimula cuando el profesor voltea hacia él, pero continúa hablando en susurros al este darse la vuelta—. Podemos ir al cine, o a ese museo de artes que tanto te gusta. Oí que hace poco colgaron piezas nuevas.