ASÍ ES SOFÍA.

Prólogo.

Sofía se recuesta en el asiento del avión. Mira por la pequeña ventanilla y suspira. "Adiós, Caracas..." piensa mirando a su ciudad. Le ruge el estomago, se pone la mano sobre la barriga y mira al hombre que está a su lado con vergüenza. El hombre se la ha quedado mirando. Es un hombre gordo y calvo, pero con un vigote blanco enorme.
-¿Cuanto hace que no comes? -Le pregunta el hombre para sorpresa de ella. Sofí lo piensa antes de contestar, hace bastante que su madre no compra nada de comer. A fin de cuentas si va a comprar tal vez vuelva con las manos vacías, o tal vez la maten. Además si deja de trabajar no puede pagar el pequeño, minusculo, apartamento.
-Unos tres días... -Dice después de pensarlo bien y contar con los dedos. -¿O más?
El hombre se pone en pie y camina hasta la parte de atrás del pasillo del avión. Sofía piensa que es un maleducado, si le daba asco pues que se aguante. No puede quitarle el sitio a otra persona. Justo cuando empieza a rugirle el estomago de nuevo, el hombre aparece un una pizza pequeña de jamón y queso y medio bocadillo de jamón curado.
-Toma, -dice entregandoselo a la sorprendida Sofía. -Es mejor que comas algo.
Ella lo coge de las temblorosas manos del hombre, lo coloca sobre la mesa plegable y abraza al hombre, que rie y la abraza.
-Muchas gracias señor, es usted la persona más estupenda que he conocido.
El hombre le sonrie y Sofía empieza a comer. Va a agradecer a ese hombre toda su vida.