III.- Odio Amarte

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Oh... Mierda, está bien ¿de qué me perdí?, ósea sí, me demore en encontrarlos, bueno a decir verdad me demore como unos quince minutos buscándolos pero no tanto así para que estén compartiendo gérmenes, agarre mi celular y les tome varias fotos, este es un momento que tendré que recordarle por el resto de su vida, le seré un grano en el culo con esto, se los aseguro.

 Llevaba como un minuto mirándolos, dios estos no se cansan, sí que se gustaban, Chase es un mujeriego, y Leah es muy... ¿orgullosa? ¿Centrada? No encuentro la palabra para poder describirla, es algo irónico ellos son completamente diferentes, pero hacen una pareja estupenda, pero tienen una cosa en común, ninguno de los dos se toman algo enserio, nunca he visto a Leah ni a Chase sentar cabeza y si eso pasara seria increíble, Leh no recordara esto mañana creo, supongo que será incómodo para todos, yo porque los estoy espiando en este momento y entre ellos por... Bueno ya saben, cuando Leah se entere de esto le va a dar una paliza de las buenas y yo le daré un sermón de tres horas de que pasara si le hace algo a mi mejor amiga o si se atreven a procrear unos minis Leahsitas o unos Chasesitos aunque como ya les dije ninguno se toma nada enserio. Volví la vista hacia ellos, Leah lo abrazaba por la cintura y Chase tenía su cabeza apoyada en el cuello de ella, Leah  era algo pequeña a comparación de él, bien, creo que me necesitan privacidad, Salí corriendo hacia la bodega pero tropecé con una gran rama, solté un agudo grito de dolor, me había raspado la rodilla, me estaba saliendo sangre –claro que si boba, como si te saliera kétchup por la rodilla–hablo mi pequeña conciencia.

Me intente levantar pero no pude, me había doblado el pie al caerme, bien, hora de hacer revisar este hermoso cuerpo, tenía un corte en el brazo, raspones en las piernas, las manos rojas y también raspadas, se escucharon pasos apresurados, mierda, no puedo dejar que me vean así, no sé de donde saque la fuerza pero logre arrastrarme hacia unos árboles y arbustos que me cubrían toda. Recargue mi cabeza contra el árbol y cerré los ojos esperando que el dolor pase 

-¡Skay!- El agudo grito de Leah resonó por el bosque, mierda creo que interrumpí su momento 

-¿Skayler dónde estás? –La gruesa voz de Chase me puso los pelos de punta, me mordí el labio para evitar gritar, la rodilla me seguí sangrado, y mis palmas estaban sucias por lo que me había arrastrado, mi cabello estaba alborotado, me limpie las manos en mi short e intente arreglarme el cabello joder debo estar echa una mundana, los pasos se empezaron a alejar y deje salir el aire contenido

-¿Necesitas ayuda?- Me sobresalte y gire mi cabeza asustada

-¿Quién eres tú?

(***)

Leah:

-Te odio, te amo, te amo, te odio ay como... odio amarte Te odio, te amo, te amo, te odio ay como odio amarte... ¡BAJAME!- Todos los que se habían juntado para vernos cantar se abrían paso para dejar pasar a Chase conmigo cargada como un maldito saco de papas, media fiesta nos miraba, este era un espectáculo inolvidable, yo Leah Brown la "antisocial" estaba siendo cargada por uno de los chicos más guapos, sexys, atrevidos y peligros del internado, palabras de las porristas, no las mías, lose, esto es demasiado cliché, y lo odio pero así es la vida de puta, pocas personas sabían que nosotros hablábamos, casi siempre él iba a nuestra habitación, o nosotras a la suya, o a veces no encontrábamos aquí, casi no parábamos juntos por los pasillos o por la cafetería, y en las aulas, creían que solo se sentaba con migo para copiar, ya que tengo uno de los mejores promedios, ahora los rumores empezaran a correr peor que teléfono malogrado, pero qué más da, más cosas malas de mí no podían decir, por dios este chico está loco, seguí pateándoles y dándole manotazos en el trasero para que me bajara, pero él ni se inmutaba, salimos por la puesta trasera de la bodega y yo seguía en sus hombros

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