Ese "demasiado tarde" hizo estremecer a Sonia, miró a su alrededor y se dio cuenta de que el baño no tenía ninguna ventana o forma de entrar la luz, sus compañeras de clase se habían asegurado de ello. Armándose de valor abrió el grifo del agua caliente hasta que el vapor comenzó a empañar el espejo. Una vez que ya estaba suficientemente borroso, cerró el grifo y escribió Baby Blue en él. Un escalofrío la recorrió cuando recordó ese "demasiado tarde", mientras apagaba la luz. Sus "amigas" parecía que habían apagado la luz fuera también, porque la oscuridad era absoluta y no entraba nada de claridad por debajo de la rendija de la puerta. Sonia juntó sus brazos como si acunara a un bebé y se mantuvo inmóvil y en silencio durante unos segundos.
Fuera, las tres chicas se aguantaban las ganas de reir mientras Ana se ponía una careta de monstruo que había usado el pasado halloween. Su plan estaba a punto de hacerse realidad, cuando tiraran del hilo e hicieran caer los objetos que habían atado dentro del baño, Sonia se asustaría tanto que saldría corriendo y al abrir la puerta se encontraría frente a frente con la careta de Ana convenientemente iluminada desde abajo con una pequeña linterna. Lo que no sabían es que algo sobrecogedor existía detrás de esa leyenda que habían copiado en internet.
Dentro, Sonia luchaba contra su miedo mientras permanecía de pie frente al espejo, llevaba casi dos minutos cuando sintió algo en sus brazos, al principio pensó que se le habían quedado dormidos debido al entumecimiento de no moverlos durante tanto tiempo. Pero poco a poco el peso se hizo más notorio, claramente podía sentir como el pequeño cuerpo de BABY BLUE se apoyaba sobre sus brazos, el peso cada vez era mayor y fue entonces cuando sintió que las pequeñas manitas del bebé comenzaron a tocarla, al principio la tocaban el brazo como una caricia, pero poco a poco trataban de trepar y tocar la cara, pecho y cuello de Sonia. Era como si el bebé reviviera el momento en el que moría ahogado y trataba de agarrarse a algo o alguien para salir del agua, arañaba los brazos, cuello y cara de Sonia mientras esta paralizada por el miedo no era capaz de gritar ni moverse ni un centímetro.
Casi coincidiendo con ese momento, las chicas desde fuera accionaron el hilo e hicieron caer varios objetos que había sobre el lavamanos. Lo que no podían esperar, es que dentro no se escuchara más que la respiración ahogada de Sonia, que había quedado petrificada e ignoró completamente la trampa que la habían tendido. Algo mucho más real y peligroso estaba tratando de arañarle la cara. Las chicas sorprendidas porque Sonia no saliera corriendo tal y como habían planeado dieron la luz de la habitación, lo que permitió que entrara una leve claridad por debajo de la rendija de la puerta.
Entonces Sonia pudo verlo, sobre sus brazos estaba el cuerpo de un bebé de color azulado que luchaba por alcanzar su rostro. Pero lo verdaderamente aterrador era que en el espejo aún empañado podía verse la silueta de una mujer con el rostro deformado que mirando a Sonia gritó:
-¡DEVUÉLVEME A MI BEBÉ!
El grito destrozó el espejo en mil pedazos y Sonia gritó a su vez con toda la fuerza que sus pulmones le permitieron antes de caer al suelo.
Las chicas desde el exterior y totalmente aterrorizadas, trataban de abrir la puerta, pero era como si una fuerza misteriosa se lo impidiera. Segundos después cuando ya casi habían desistido la puerta se abrió prácticamente sola.
En el suelo yacía el cuerpo de Sonia con una mueca de terror en su rostro. Uno de los brazos, el cuello y rostro de la chica se encontraban llenos de pequeños arañazos. Sus dos muñecas estaban cortadas, como si hubiera tratado de suicidarse y un trozo grande de espejo permanecía clavado en el cuello, del cuello aún salían borbotones de sangre mientras su cuerpo aún se sacudía en sus últimos movimientos mientras moría desangrada.