Difíciles decisiones. {One-Shot Rubelangel}

Difíciles decisiones.

Me estaba preparando para hacer el directo. Había estado unos días ausente sin dar señales de vida a nadie porque me había ido el fin de semana con mi familia y ya algunos de mis seguidores hasta me habían preguntado si había muerto o algo parecido, espero que en coña.

Estaba comprobando que todo estuviera bien, tanto el sonido como el video y la calidad del directo, y de vez en cuando hacía el gilipollas cantando o jugando con la cámara. Tampoco quería que se extendiese demasiado el directo, con los días tan agobiantes que había tenido lo que más necesitaba era dormir unas veinte horas como mínimo.

-¿Qué tal estamos? Domingo in the night, Rubius sintonizando en la 1.010 de Madrid -hice el gilipollas un rato antes de comenzar a hacer lo que he venido a hacer: conseguir el jodido cuchillo. También pedí que me mandaran preguntas para no hacer el directo tan pesado. Después de abrir un rato cajas y que salgan puras mierdas, leí algunas.

-"¿Sabías que son tres años del beso Rubelangel?" -me puse nervioso y mi corazón comenzó a latir estrepitosamente, pero hice todo por disimularlo-. Pero, ¿qué me estás contando.. Chelu? ¿Qué beso de Rubelangel? No nos hemos besado ninguna vez, no inventes -abrí los ojos y aprete los labios, conteniendo la risa floja, todas las imágenes de él rozando sus labios con los míos venían como flashes a mi mente. Qué bochorno.

[...]

-"Si te toca el cuchillo, ¿vas a besar a Mangel como lo dijeron en su directo de Twitch?" Vale, sí -Rubén, ¿pero qué cojones estás haciendo?-. Si me toca ese puto cuchillo, si me toca cualquier cuchillo, llamo a Mangel, le hago venir, o voy a su casa y le beso, le beso en la frente.. -bien, eso no es tan malo. Un simple beso en la frente, como los "amigos" hacen, ¿verdad? Es algo normal-. No, que coño, le beso en la boca -RUBÉN QUE MIERDA ESTÁS DICIENDO, CALLATE UN MES-, le beso en la boca con lengua -estás jodido, niño listo.

Bueno, no pasa nada. Solamente tendré que besarle si me toca el cuchillo. Es un ítem muy raro y dudo muchísimo que tenga la suerte de que me toque. Verás, no me tocará nada y no tendré hacer nada, todo estará bien. Cálmate Rubén, estás en directo, no puedes ponerte nervioso ahora, así que cállate.

Continue abriendo cajas mientras revisaba Twitter de vez en cuando, la mayoría de mis menciones eran cosas que no lograba entender, bueno, tampoco creo que un "AKANDNQKDBQJDKS" vaya a tener mucho sentido.

Me quedaban solamente dos cajas y ya llevaba casi una hora de directo. Estaba exaltado, si me tocaba el cuchillo iba a tener que besar a Mangel, al fin y al cabo, una promesa es una promesa, pero qué coño, llevaba esperando este cuchillo hace bastante tiempo y tenía la mínima esperanza de que me tocara.
Después de hacer el gilipollas un rato poniendo la cara de Gabe Newell en mi cara, me dejé de rodeos y abrí una de las dos cajas, con la confianza de que seguramente me tocaba otra jodida Negev.

Grité como si un asesino psicópata me estuviese persiguiendo para hacerse un festín con mis órganos cuando la línea se detuvo en el cuchillo.

-LA LEYENDA ES REAL, LA LEYENDA ES REAL -me estiré el pelo demasiado alterado, no me lo podía creer-. Tengo que llamar a Mangel... Tengo que llamar a Mangel -gran error.

-¿Dónde estáis tíos? Que quiero veros.. ¡ES VERDAD, HE DICHO QUE TENGO QUE BESARTE MANGEL, ME ACABO DE DAR CUENTA -le grité prácticamente al parlante, sabiendo que me arrepentiría de lo que iba a hacer, pero aún así, estaba demasiado feliz.

-Bueno.. Ya hablaremos sobre eso -Mangel sonaba demasiado inseguro, me pregunto qué tendría que decirme.

-No, he dicho que si me tocaba un cuchillo tenía que besarte.

-Besame -si no hubiese estado frente a una cámara y en un directo precisamente, probablemente hubiese corrido hasta su casa y me hubiese abalanzado sobre él para obedecerle hasta dejarle sin aire, pero con miles de personas mirandome, esperando que haga algo mal para echarmelo en cara, era demasiado distinto. Las opiniones agudas de las personas resonarían por cada rincón de mi mente luego de esta apuesta, estoy un poco acojonado, lo admito-. ¿Dónde? -volvió a hablar viendo que yo no le contestaba. Miles de cosas guarras se me habían puesto en la mente en esos tres segundos.