Dudas

325 29 5
                                    

No sabía cómo lo había hecho.

No tenía idea de cómo lo había logrado.

Nadie en aquel reino podría tener idea de cómo hacerlo, de cómo convencer al inconvencible Choi Siwon, pero, Minho ahora se encontraba en una de las habitaciones de huéspedes del palacio, casi junto a la suya.

Había ganado y sentía el poder recorrer su, infantil y emocionado, ser. Corría por toda su habitación dando pequeños brinquitos y dando aplausos, una enorme sonrisa en su rostro y su pecho inflado de orgullo y felicidad.

Tenía pareja, por fin tenia pareja. Solía creer que no había nadie para él, que viviría siempre acompañado de sus sirvientes, que más bien, eran sus amigos, y no era que los despreciara, claro que no, solo que en un lugar muy importante de su corazón brillaba la hermosa fantasía de un amor como el de sus padres. Y ahora sentía que era capaz de lograrlo, y además con un hombre muy bien parecido.

Sentía que todo marchaba de maravilla, que esa era su noche de suerte aunque no podía evitar sentir nervios, ansiedad y poco de odio por Siwon.

"Si se queda aquí yo mismo lo voy a vigilar, y no creas que podrás estar a solas con él, yo estaré en la puerta todo el tiempo, no correré ningún riesgo, ¿Me escuchas bien, Lee Taemin?"

Esas habían sido sus palabras, o al menos, algunas de ellas porque no había puesto mucha atención. Se había sentido dolido al ver que su gran amigo y guardián no se había emocionado con la noticia de que, al fin, tuviera pareja.

Taemin siempre había sido un niño obediente, jamás había rezongado, ni mucho menos, había rogado por algo, pero aquel hombre le estaba haciendo perder los cabales al más joven. Ese era el motivo, que Taemin desconocía, del poco agrado de Choi ante dicho hombre.

Pidió a varios de sus hombres que se dispersaran por los amplios pasillos, en caso de que se necesitara usar la fuerza. Una vez que todo estaba en orden se dirigió a la habitación principal y dio dos ligeros toques antes de escuchar la suave voz que le autorizaba la entrada.

-¿Taemin?

-Estoy en el vestidor.

Taemin escuchaba como aquellos pesados pasos se dirigían al lugar que, segundos antes, le había indicado. Corrió rápidamente y se sentó frente al espejo y fingió peinar sus cabellos, en un intento de calmar su acelerada respiración.

Pronto pudo apreciar como la morena figura de Siwon se posaba a sus espaldas, y lo miro, sin necesidad de voltear, por el reflejo del espejo. Siwon miraba fijamente al niño y él lo miraba a él.

-Estaré afuera todo el tiempo. Cualquier sonido fuerte y no avisaré, entraré aunque tenga que derribar la maldita puerta y solo será por una hora, es tarde y debes dormir. Mañana tienes agenda ocupada.

Taemin no pudo evitar poner sus ojos en blanco ante las exigencias mencionadas por el mayor, pero no le quedaba de otra, no quería que Siwon volviera a enojarse con él. Además, muy dentro, sabía que todo eso lo hacía para protegerlo.

-De acuerdo, ¿Puedo ir ahora?

-Cuando gustes...

~

Sentía como flaqueaban sus piernas conforme veía más cerca la puerta de la habitación de huéspedes. Podía olerlo incluso desde metros, y eso provocaba que su piel se erizara continuamente.

Cuando puso la mano en la perilla una enorme sonrisa surco en su rostro.

-Una hora.

Un leve asentimiento y entró silenciosa y rápidamente a la habitación, cerrando en cuanto su cuerpo había llegado a la otra estancia. Le puso pestillo a la puerta y giró lentamente.

Golden BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora