Unica Parte

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Era la sexta vez que peleaba con mi padre esta semana, nos había resultado demasiado difícil superar la muerte de mi madre y él me culpa por ello, aunque no me lo dijera lo sabía ya que desde ese momento ha estado más distanciado de mí. No podía seguir soportándolo más, me sentía miserable. Mi madre había muerto hace 8 años el día de hoy y desde entonces mi vida es un infierno.

Había dejado a mi padre hablando solo como muchas otras veces, yo no quería seguir discutiendo así que baje las escaleras y tome las llaves de la casa decidida a irme, mi padre por su parte seguía gritándome, estaba por abrir la puerta cuando un tirón en el cabello me hace retroceder para luego sentir como su mano golpeaba fuertemente mi mejilla. Mis ojos se cristalizaron de inmediato. Otra fuerte bofetada me hizo reaccionar, le empuje y esté retrocedió unos pasos.



-¡No eres más que una inservible asesina! -gritó con odio y mi corazón se retorció. Jamás me lo había dicho de esa forma- ¡Maldita caprichosa! ¡Eres una abominación despreciable que me quito lo que más amaba!



Se acercó hasta mí mientras yo seguía paralizada y me dio un puñetazo en la mejilla izquierda provocando que perdiera el equilibrio cayendo al piso. Unas lágrimas recorrieron mis mejillas, me levante como me fue posible y le empujé, dio unos pasos en falso provocando que él también cayera y me diera el tiempo suficiente para huir.

Corrí lo más rápido que pude, el frío viento de la noche pegaba contra mi cara mientras sentía como las cálidas lágrimas seguían corriendo por mis mejillas; llegué al puente de la ciudad un lugar que a mí madre le encantaba visitar y ver por las noches, es realmente hermoso. Sollocé sin parar, mi vida no tenía sentido y mi padre me odiaba. ¿Realmente había matado a mi madre?

El primer día de campamento, la primera vez que salía sola de casa, estaba tan emocionada. El día había transcurrido con tranquilidad pero en la noche estaba realmente asustada, los coordinadores del campamento me había dicho que esperará al día siguiente para que mis padres pasarán por mi pero no les hice caso. Así que llamé a mi mamá para que pasara por mí, no quería estar ni un segundo más ahí. Pero eso nunca pasó, por qué mi madre nunca llegó. En el transcurso del camino un camión se salió de la vía por esquivar un venado que iba cruzando por la carretera, llevándose en el camino el auto de mi madre, el choque fue tan fuerte que murió en el acto.

-Si tan solo no hubiera hecho esa llamada -me lamenté entre sollozos.

Mi padre tenía razón, por mis caprichos había matado a mi madre. Si tan solo hubiera escuchado al coordinador del campamento nada de esto habría pasado, mi madre estaría viva, mi padre no me odiaría y yo no viviría en este infierno. Seguí llorando un rato largo, varios pensamientos comenzaron a llenar mi mente, mis sentimientos estaba revueltos, estaba confundida, rabiosa, triste e impotente.

Pocos eran los autos que pasaban a esas altas horas de la noche por el puente. Ya había tomado la decisión, para mí vivir no tenía ningún sentido. Puse mis pies en la gruesa baranda del puente y extendí mis brazos. Una ráfaga de viento frío golpeó mi rostro y tome un gran bocado de aire, deje un pie al aire por unos segundos y volví a ponerlo en su lugar. Suicidarme no era la forma de solucionar mis problemas.

-¡Hey, no lo hagas! -un grito inesperado hizo que me sobresaltase y perdiera el equilibrio. Ese era mi fin...

Cerré los ojos esperando el frío golpe contra el agua pero no sucedió, en cambio sentí una sensación electrizante. Abrí mis ojos y levante la mirada encontrándome con un par de hermosos ojos tan azules como el cielo, llenos de preocupación.

Mi Ángel © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora