El Secreto de Olivia

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No provengo de una familia modelo.

Una madre prostituta, un padre alcohólico y drogadicto, no ayudan a la educación y maduración de una niña. Entraba constantemente al hospital con numerosos golpes y lesiones.

Según fui creciendo todo empeoro, además de los golpes comenzaron a haber caricias intimas no deseadas, había pasado de ser una niña maltratada a una niña de la cual su padre se aprovechaba sexualmente. Cuando cumplí 11 años mi padre murió de una sobredosis, pero no sin antes llevarse la vida de mi madre con una brutal paliza, los vi morir en el suelo desde abajo de la mesa donde estaba escondida. No derrame ni una sola lágrima, tan solo sentí alivio por fin podría dejar de tener miedo, ahora tocaba vivir y esperaba que las cosas mejoraran.

—Muy bien Olivia entonces entenderás que tu rechazo a las personas del sexo masculino y a tener sentimientos con cualquier persona viene por lo que te paso en la infancia

—Si usted lo quiere ver así bien, yo creo que simplemente prefiero confiar solo en mi .

—¿Pero y las amigas?

—¿Que amigas? Solo tengo a mi perra LOBA ella se que nunca me fallara.

—Pero Olivia debes relacionarte con personas.

—Ya lo hago estoy aquí y además tampoco me han ido las cosas tan mal soy la propietaria de la cadena de importación y exportación más grande e importante de Europa

—Estas aquí porque las pesadillas han vuelto y porque yo soy amiga de tu madre adoptiva

—Muy bien Marisa ¿alguna cosa más?

—No, Olivia puedes irte.

—Gracias. Adiós

Salí de la consulta de Marisa recordando sus palabras es verdad que yo solo vine por mi madre adoptiva Ainhoa, era lo menos que podría hacer por ella.

Ainhoa me adopto cuando cumplí catorce años, la había conocido un día al salir del colegio, cuando iba a la casa de acogida temporal mientras cruzaba por el parque unos niños mayores me abordaron y justo cuando uno de ellos me levanto la mano para golpearme ella apareció y se la sujeto, entonces los chicos salieron corriendo y yo me quede allí arrodillada esperando que me riñeran por algo que hubiera hecho mal llevando así que los otros chicos me pegasen ya que siempre tenia yo la culpa.

Pasados unos minutos y viendo que la riña no venia levante temerosa la mirada y allí la encontré,

tenia el pelo largo, liso y dorado, era alta y tenia los ojos de color miel su mirada era dulce no parecía enfadada. Por detrás de ella vi aparecer un chico un poco más mayor que yo.

—Mama, ¿que sucede? —Dijo

—Nada Sergio, que los gamberros del orfanato estaban apunto de pegar a esta chica.

Entonces Sergio me miro, tenia los ojos miel como su madre y los labios grandes y rojos, me tendió la mano para ayudarme a levantarme.

Dude unos minutos en aceptar la ayuda, en mis trece años de vida nunca me había ayudado nadie.

Cuando le dí la mano me sonroje

—¿Estas bien? —Pregunto cuando estuve en pie

—Si. Ya estoy acostumbrada —dije con una triste sonrisa

—Yo soy Sergio y esta es mi madre Ainhoa

—Encantada y muchas gracias pero debo de irme si no las cuidadoras me castigaran ademas seguro que Jose y Miguel han contado su versión y ya me están esperando.

—¿Vives en el orfanato?

—No, en la casa de acogida temporal solo hasta que termine este curso luego volveré al orfanato

—¿Y tus padres?

Entonces Ainhoa le puso la mano en el hombro intentando hacerlo callar.

—Murieron. —Dije secamente, no me apetecía que unos desconocidos supieran la vida que había tenido y estaba teniendo.

—Muy bien te llevaremos a la casa y hablaremos con las cuidadoras —dijo entonces Ainhoa

Al llegar a la casa Monica una de las cuidadoras me mando al cuarto y se quedo hablando

con ellos. Cuando termino subió a mi habitación con la regla de madera en la mano y me dio veinte golpes con esta. Según Jose y Miguel yo había intentado escaparme y cuando ellos me habían intentado atrapar me había escondido detrás de Ainhoa y Sergio usando mi cara de niña buena e inocente para que creyeran.

—A mi no me engañas —me dijo a la vez que me daba el golpe numero veinte.

Salio por la puerta dejándome allí tumbada en la cama. Con los ojos llenos de lágrimas y el culo en carne viva, me metí dentro de la ducha y comencé a llorar silenciosamente.

Pasaron tres meses hasta que me pude sentar medianamente bien, solo soñaba con cumplir la mayoría de edad y poder huir lejos de allí.

No volví a ver ni a Sergio ni a su madre hasta el día de mi cumpleaños, dos días antes Monica me había dicho que recogiera todo que me mudaba, así qué, cuando los vi allí sentados firmando mis papeles de adopción no me lo podría creer me habían adoptado y podría salir de esa prisión antes de lo que creía.

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⏰ Última actualización: Jun 23, 2013 ⏰

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