Telón de Mentiras

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@Naruto Uzumaki desde hacía dos días se encontraba en la mansión de los Uchiha. No había querido salir del cuarto que se le había asignado, y mucho menos se había prestado a hablar con alguno de los dos dueños del lugar. ¿Por qué le había pasado eso a él? No tenía una buena explicación, y tampoco creía estar dispuesto a aceptar alguna por parte de cualquier otra persona. Él simplemente había nacido siendo diferente al resto de la humanidad, ¿por qué debía ser apartado como si fuese un bicho raro? Simplemente no quería escuchar las excusas baratas de los demás Beast.

—Todo pasó tan rápido que aún no puedo creerlo... ¿Cómo pude ser tan ciego a algo que pasaba delante de mí? —se cuestionó a sí mismo aun sabiendo que no tenía ninguna respuesta clara. Después de todo, ese sábado había cambiado totalmente su vida. Había sido tan fácil que ahora temía moverse, pues podría arruinar todo de nuevo.

Por un momento cerró sus orbes, debía analizar nuevamente lo ocurrido hasta ese punto. Podía adaptarse, no... Debía adaptarse, porque no le quedaba de otra, el monje encargado de su cuidado se lo había explicado claramente. Nunca se había sentido tan estúpido en la vida, realmente le habían visto la cara de estúpido, y habían sido mucho más listos que el mismo zorro.

~~~~~Flashback~~~~~

Ese sábado había regresado como siempre a casa después de haber terminado su trabajo en la floristería. Por suerte nadie había estado cerca cuando Sasuke Uchiha y Gaara se habían enfrentado. No quería causarle más problemas a la dueña, ya bastante hacía ella por él al dejarlo trabajar con ella. A sus 18 años, el rubio de verdad estaba interesado en conseguir un trabajo para poder ayudar con los gastos del templo. Odiaba sentirse como una carga para los demás.

Como siempre el monje lo recibió con los brazos abiertos y una sonrisa. —Bienvenido. Vamos a cenar, tenemos que hablar de algo muy importante para ti, querido Naruto. —ya había finalizado el plazo que se le había dado para cuidar del cachorro huérfano de canino. Anteriormente había obtenido un pago destinado al ojiceleste, y ahora nuevamente había aceptado otro para dejarlo a cargo de los lobos.

—Estoy en casa... ¿Ah? Sí, está bien. —con una sonrisa entró  al templo que le había servido de hogar durante toda su vida. Siempre se había sentido cómodo allí, y más porque el monje siempre estaba para reconfortarlo. Cuando era pequeño los demás chicos se burlaban de él por su situación de huérfano, y era justamente esa persona quien lo recibía con cariño en sus brazos.

—Todo está servido, vamos a sentarnos. —el monje no entretuvo mucho al menor, y fueron a sentarse en la mesa. Había preparado rollos de pescado  con arroz para acompañarlos. A pesar de que le había cogido cariño al cachorro, no tenía intención de volver a verlo después de ese día. Todo para y por la sangre, cuando pequeño siempre lo escuchaba por parte de los mayores.

La cena transcurrió en un cómodo silencio por ambas partes. Por un lado el monje que no sabía bien cómo empezar a tocar el asunto y por el otro, el zorro que aún analizaba todo lo ocurrido durante el día. Naruto nunca se hubiese imaginado la razón del silencio de esa noche.

—Naruto. ¿Recuerdas la primera vez que te hablé sobre las bestias? —preguntó con voz tranquila, y ante el asentimiento del contrario, sonrió con tranquilidad. —Como te había dicho en ese entonces, los beast son criaturas que no pueden caminar por el mismo sendero que los humanos, y por ello, a pesar de compartir el mundo sus caminos rara vez se juntan. Están aquellos que son elegidos y los que no. Tú eres un elegido. Y por lo tanto el momento de hablar sobre tu destino ha llegado. —

Al rubio ese tema lo empezaba a incomodar, no sabía por dónde iban esas palabras, pero definitivamente tenía un muy mal presentimiento sobre ello. —¿A qué te refieres con eso? He vivido como humano por 18 años... Nunca me ha pasado malo, no entiendo por qué debo entregarme a algo así...  —parecía que al final todo sería como le había dicho Sasuke, pero no quería aceptarlo por las buenas.

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