-El día del debate-

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Pablo, como cada mañana, se encontraba en su habitual domicilio de Vallecas. Este era el amanecer de un día histórico pues se celebraría el televisivo debate a cuatro en a ATRESMEDIA y sentía que debía calmar sus nervios de alguna forma.


- Erre, ¿Qué tal has despertado? Mira, estaba pensando si podría pasarme por tu casa a un rato y luego nos íbamos de compras al Alcampo, ¿te parece?

- Mira Pablo... - Errejon hacia tremendos esfuerzos por disimular los bostezos. Apenas pasaron unas pocas horas desde que había dejado su habitual maratón del Star Wars: Battlefront y sentía que el sueño le estaba matando. - Déjame un par de horas más termino un asuntillo que tengo entre manos y nos vemos.


Pablo, para hacer tiempo, decidió salir de casa a dar su habitual paseo por las calles. La sensación de mezclarse con el pueblo y sentir como el respeto era reciproco, era la sensación más reconfortante para él. Ya daban las 11:30 de la mañana en su añejo reloj Casio.


-Hola Pablo, siento la tardanza- Errejon chocaba su puño en el ya clásico saludo de amigos.

-Errejon, ¿Qué tienes ahí?- Con un gran instinto paternal, Pablo uso las mangas de su camisa blanca para quitarle esas típicas legañas mañaneras que a todos se nos olvidan. - Has estado toda la noche viciándote de nuevo a tus cosas frikis, ¿verdad? Eres incorregible Errejon.

Ambos se encontraban en su comercio de confianza, Alcampo, cuando un pensamiento vino a la cabeza de Pablo, el debate. Por un momento pensó que sus nervios podrían jugarle una mala pasada y sus manos comenzaron a temblar. Errejon, muy observador, no pasó por alto este detalle.

-Pablo, creo que deberías llevar un boli esta noche.

-¿Un boli?

-Si. El otro día estuve viendo un estudio sobre el Psique y el estudio cognitivo del ser humano en un entorno de animadversión en el cual daban un truco que consistía en llevar un boli en las manos. Afirmaban que el 86% de los individuos que se habían enfrentado ante un discurso en multitud, habían superado sus miedos con tan solo un boli.- Se coloco sus gafas que comenzaban a caerse de su aniñado rostro mientras daba su explicación. - ¿Tú eres más de Pilot o de Bic?

- Creo que me quedare con este Bic azul, Pilot es demasiado casta para mí

Las tardes de cine siempre eran una discusión asegurada. Pablo, era mucho más de la corriente clásica y revolucionaria mientras que Errejon, mucho más geek, disfrutaba con sus amadas series de Doctor Who, Big bang o con ESDLA. Sus gustos chocaban demasiado por lo que decidieron cortar por el medio, 8 apellidos catalanes fue la opción elegida.

- Ummpp... - Resopló Pablo

- ¿Te ocurre algo?- Errejon sabía que el corazón de Pablo seguía en crisis. - ¿Es esa Tani.. - Pablo tapo la boca de Errejon para confirmar y a su vez zanjar esa inoportuna conversación y seguir con la película.


Eran las 21:00 cuando Errejon y Pablo se dirigían a los estudios de A3Media y tuvieron tiempo suficiente para bromear durante el camino. En ese mismo instante, en la otra punta de Madrid, él, se dirigía también a los estudios sin que ninguno de los dos fuese consciente, Pedro era su nombre... La noche era fría en San Sebastián de los Reyes. 9º grados en el termómetro, 9 pasos entre los dos. La directora de comunicación y los distintos regidores de plató, trataban de llevar a los candidatos al interior tan pronto bajasen de su auto oficial, no sin antes una previa y rápida parada en el photocall. Un segundo coche acababa de llegar...


- ¡Mira Pablo! Menudo Cosplay de Phoenix Wrigh. - Un codazo de Pablo a tiempo evito que los inoportunos comentarios de Errejon distrayesen la atención de sus ojos de aquel hombre que sus almendrados ojos estaban presenciando, era él, Pedro.


- Buenas noches Pedro, hace frio hoy, ¿eh? - Pablo busco las trabajadas manos de jugador de baloncesto de Pedro y para su sorpresa, no estaban frias. Los sudores comenzaban a hacer estragos en la camisa 60% algodón que se acentuaban aun más con ese azul cielo que había elegido para la ocasión.


-Yo soy un hombre aventurero Pablo, unos pocos grados no van a hacer mella en mi- Sonrió dejando ver una casta y brillante dentadura.


Su conversación fue interrumpida por ella, Begoña, la persona que separaba la felicidad de ambos. Tras estos segundos, no volvieron a verse más hasta el debate. Sus caras estaban serias. La tensión podría cortarse con el más oxidado cuchillo de un bar de Chicote. Ambos debían olvidar quienes eran por unas horas, su pueblo esperaba lo mejor de ellos y no podían reparar en sentimientos banales. Era el momento, el debate comenzaba...


[¿Continuará?] Vosotros decidis.






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