Epílogo | [Final Alternativo]

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La noche había llegado, la carta estaba lista y la tina la esperaba... Saco las navajas que estuvieron con ella desde el inicio, las que su mamá guarda sin saber que eran su maleficio.

Tocó el agua, estaba tibia... Justo como a ella le gustaba. Morir así no era su plan, odiaba el simple hecho de pensar que el agua sería su final.

Entro a la tina, no se quito prenda alguna... Pues no quería que su cuerpo quedara desnudo frente a su mamá.

Empezó a sollozar... ¿Este sería su final?

          — Mar, no puedo dormir... —dijo Jake entrando sin permiso.

Marlene ya se había hecho tres cortes y la tina empezaba a tomar un color rojizo.

          — Mar, ¿qué haces? —dijo el pequeño presenciando la escena—. Tienes en tu brazo algo —señaló el pequeño—, ¿quieres que traiga papel? —preguntó acercándose.

          — Aléjate —fue lo que respondió— Aléjate Jaky, ve a mi cama... Después iré —terminó por decir.

          — ¿Por qué llorabas? ¿Ha sido mamá otra vez? —cuestionó Jack, arrugando su frente.

          — Vete... Sólo vete por favor —pidió ella.

          — No, no me iré —desobedeció y empezó a correr directo a la tina—. Quédate conmigo Marlene, no te lastimes más —suplicó llorando y abrazándola.

Al pequeño no le importó mojar su pijama, o dormir tarde... Le importaba su hermana mayor.

Marlene quedó en estado de shock, ver que su hermano menor fuera capas de saber lo que ella se hacía, era algo que la tenía impactada.

          — Marlene... —dijo Jack ya más bajito—, no te suicides —acabo por decir llorando bajo los brazos de su hermana—. No me dejes solo, eres lo único que tengo, la única que me hace compañía y la única que asiste a mis juntas en la escuela... Estoy a punto de cumplir 6 años, quiero que me veas crecer —terminó por decir aquel pequeño cuerpecito.

          — He sido tan idiota...—argumento ella—. No te dejare, lo prometo, pero deja de llorar, ¿si? —suplicó ella.

Y gracias a ese pequeño... Esa noche Marlene no cometió aquel acto de muerte.

Con esto quiero decir, que no estamos solos... Que sin querer, dañamos a quienes más nos aman sin darnos cuenta, que la muerte no es la única solución a nuestros problemas.

Quiero decir... Que debemos pedir ayuda, no cualquier ayuda, ayuda profesional... Personas que nos aman y que están dispuestos​ a todo por ayudarnos.

Después de aquella trágica experiencia, Marlene asistió a un psicólogo al igual que toda su familia.

Marlene se dio cuenta que la vida no viene con instrucciones, porque nadie nace sabiendo ser padres. Se dio cuenta que los milagros existen... Y su milagro, fue aquel pequeñito.

Su vida sin duda cambio... Sus padres volvieron a estar juntos, el trato que ahora brindaba su madre era distinto; y con esto no quiero decir que dejaron de existir los problemas, porque sería mentir.

«Los problemas existen, sólo hay que saber qué importancia les deseamos tener».

Mom™|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora