Me levanté de la cama y miré por la ventana. Los copos de nieve caían lentamente, tan lentamente que parecía que el mundo se estaba deteniendo.
Una vez ya viví unas navidades parecidas, pero en esas navidades estaba ella. En esas navidades estaba Peko.
Fueron las primeras navidades que pasamos juntos y que puedo recordar como si hubiesen sucedido ayer mismo.
Peko y yo teníamos en aquel entonces ocho años. Un frío 24 de diciembre, mi hermana empezó a organizar todo para la cena de aquella noche.
-No sé para qué te molestas en hacer nada. Seguro que el gilipollas de papá se termina cargando todo.-Comenté.
-Fuyuhiko, ayúdame y cállate. Me da igual que papá joda todo, hay que adornarlo.
-Paso.
Metí mis manos en los bolsillos de mis pantalones y seguí caminando.
Peko me llamó.
-¡Joven amo!
-¿Cuántas veces te he dicho que no me llames así? Llámame por mi puto nombre, Peko.
-Joven amo...-susurró ella.
-Peko... ¡QUE NO QUIERO QUE ME LLAMES ASÍ!-Grité.
Al pertenecer a una familia de yakuzas, los gritos en mi casa eran algo a lo que todos estábamos acostumbrados.
-Al resto de "sirvientes" no les dices lo mismo.
-Tú no eres como ellos, Peko. Tú eres... diferente.-Bajé la voz al decir eso último.- Mi regalo de navidad es que dejes de llamarme joven amo. Somos de la misma edad y nos conocemos de siempre. Es molesto.-Repliqué.
-Es gracias a su padre que nos conocemos, joven amo Fuyuhiko.-Sonrió Peko.
"Fuyuhiko..." en esos momentos me la sudaba bastante que me hubiese llamado joven amo, porque también me había llamado Fuyuhiko. Fuyuhiko... mi nombre nunca ha sido algo que realmente me gustase de mi, pero dicho por Peko quedaba tan bonito... espera, ¿en qué cojones estoy pensando? Soy un yakuza, no un marica.
-Joven amo Fuyuhiko, ¿estás...-cuando Peko puso su mano sobre mi hombro, salí disparado.
Joder, ese tipo de situación me ponía jodidamente nervioso.
Fui a mi cuarto y agarré mi pecho. Mi corazón latía como loco.
La calidez de la mano de Peko seguía en mi hombro, pese haber estado ahí muy poco rato.
Y su sonrisa. Joder, su sonrisa. Su sonrisa era preciosa.
-¡Joven amo, está nevando!-Dijo Peko mientras señalaba hacia la ventana.
Miré por la ventana. Nevaba despacio. Muy, muy despacio.
-Peko, ¿te gusta la nieve?
-Sí, aunque nunca he jugado con ella. Siempre he estado protegiéndote y nunca he tenido tiempo.-Suspiró.
Ya está. Ya lo había encontrado. Había encontrado lo que tanto me había comido la cabeza desde que empezó diciembre. A Peko le gustaba la nieve, ¿qué mejor regalo podía ofrecerle, que jugar con ella?
Durante la cena, papá bebió más de la cuenta, y entonces empezó a hablar con los mayores de temas sobre persecuciones policiales, peleas con otras bandas... y entonces, llegó. Llegó lo que esperaba desde que empezó la noche. Papá sacó su espada, y el resto de la familia Kuzuryuu también se desarmó.
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Una navidad sin tí.
FanfictionUn fic KuzuPeko especial de navidad. Espero que os guste.