1-Perdido en un sueño.

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Todo lo que soy... Todo lo que soy... Un enredo de raíces que se extienden hasta las profundidades de esta tierra con el objetivo de secarla.... Todo lo que soy es una raíz de...

Marc se repetía un clérigo, una oración, una ley o, espera, más bien una voz le repetía esa frase a el; ¿que era en realidad? No podía dejar de escucharla, sin importar el que de todas las preguntas que se pudiera hacer.

Y menos ahora cuando tomaba aire en su carrera por el campo y alzaba la mira de su arma de disparo inyectivo de 2 mil quinientos k/ph, se detenía, y apuntaba a su objetivo. Desde su posición, "apoyo de un protector", es decir, apoyar el protector de su rodilla izquierda en la tierra para así colocar su codo derecho sobre su pierna derecha levantada, noto el estado en que se encontraba; todo el polvo en el aire--tanto de tierra como de pólvora--era tan oscuro que brillaba en la negrura fantasmal de la batalla, y su olor no perdía retraso, era más que presente la quemazón en las fosas nasales a raíz de esto. La gotas de sudor recorrían toda su frente como una cascada hasta inundar sus cejas, donde quedaban acumuladas hasta que su movimientos la desbordaba hasta su vista. Su respiración era más que fatiga. Su pensamiento... Todo lo que soy... No lo ayudaba. Estaba ensimismado en darse tanta cuenta en como se encontraba que olvido su objetivo.

--¡Marc! ¡Ya! ¡Necesito tu flanco!--le grito desde escasos metros entre todo el bullicio de explosiones y disparos y gritos y lamentos su segundo al mando.

Diablos, en vez de agradecer el grito de su segundo al mando que lo había hecho reaccionar, lo que haría después seria erradicarlo por haber llamado su atención como Marc, y no Capitán Marc. Lo haría apenas disparara y destruyera su objetivo que se encontraba en la lejanía .

Y lo hizo. Disparo.

De su arma salio un pequeño reflejo plateado, como si fuese una aguja de muchos metros siendo disparada a gran velocidad. Marc cayó al suelo al instante a razón de quedar en posición de rampleo boca abajo. Oteando lo que sucedía. Su arma no fue la única que produjo un disparo, porque la de tED, su segundo al mando, también lo hizo, quedando este en la misma posición de Marc. Ambos disparos lograron encontrase físicamente en un punto de su trayectoria, colisionando por resultado en el área que totalizaban las chozas de pajas y pastos que servían de un refugio poco probable para esa pequeña comunidad de basura toxica.

No quedo nada. El disparo de Marc y su compañero había cumplido su objetivo. Los tóxicos imperfectos habían sido erradicadas con cualquier rastro que pudiera dejar un cuerpo humano muerto.

Escucho aplausos, y vio como una mano se le aparecía en su frente para ayudarlo a levantar de su posición. Era tED quien ya una vez ayudado a Marc, comenzó a aplaudir. El también lo hizo. Acompaño a su escuadra de 6 hombres, bueno de 10, en realidad eran 20... Espera.

Esto no debería haber sido todo. Su otra mitad de hombres deberían haber lanzado el siguiente ataque. El terreno de batalla era una trampa, la comunidad sentenciada se había agrupado en dos grupos, a pesar de que estaban unidos, si un grupo resultaba atacado, el otro podía escapar, una estrategia de sacrificio, o ¿de egoísmo, de estupidez, de mucha inteligencia? Como fuese tenían una buena estrategia pero ellos no lo podían saber, los tóxicos son solo estúpidos, atacan y se defienden con armas, si, pero nunca sobreviven. solo actúan.

El escuadrón de Marc se vio obligado a separarse apenas tuvieron los datos del satélite y del androide de tierra. Su otros 10 hombres se habían separado en dos escuadrones más de 5 y 5, por el flanco derecho e izquierdo. Ellos por el frente, debido a que una vez atacarán el plano principal que contenía a más tóxicos todo sería más fácil. Ganarían al ampliar su terreno de ataque, sus armas serian su victoria, y su numero no se vería aplacado por el de sus atacados.

Raices de un árbol malditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora