capítulo uno

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Vivir en un hotel no es algo que se vea a diario. Es más una locura, una cosa de ficción, una tontería. Pero yo no lo hago por gusto, si no por obligación.

Mis padres y yo formamos una familia totalmente humilde y corriente. Humilde hasta que nos enteramos de que heredamos un hotel. Sí, un hotel.

La historia en general se remonta a la hermana mayor de mi abuela. Mi abuela nos solía hablar mucho de ella a pesar de que yo siempre pensé que eran divagues de la edad. Nos contó que su hermana era la más bella de toda la ciudad, que tenía miles de pretendientes y entre ellos algún chico de la alta sociedad. Uno de ellos con el cual se esposó. Mi abuela solía decir que ese hombre era malvado, era dueño de un importante hotel en el centro de Seúl y que ordenó construirlo solo para él. Decía que estaba loco, que quién entraba no salía.
Y en cierto modo tenía algo de razón, pues cuando mi abuela heredó ese hotel se encerró allí y no la vi salir nunca más. Bueno sí la vi, pero metida en un ataúd y de camino al cementerio.

Y así es como heredamos ese hotel. Los abogados nos avisaron de que había inquilinos allí y que legalmente no podíamos echarlos, pues pagaban religiosamente su alquiler. Por muy extraño que pareciese, aquel hotel funcionaba a la perfección.

— Vamos, Jinhe. Quiero saber ya que clase de personas vivirán con nosotros.— Dijo mi madre antes de entrar en el hotel por primera vez. Realmente daban escalofríos solo de verlo. Era enorme, viejo y olía a podrido desde la puerta. No sé como alguien puede querer vivir aquí.

Entramos directamente y buscamos por los pasillos y habitaciones, decidimos que cada uno escogería la que quisiera, dado que ahora todo esto era nuestro.

Teníamos la llave de todas las habitaciones. Aún así yo tardé en decidirme hasta que opté por el último piso, la suite. Ya que mis padres me habían sacado del vecindario en el que tengo a todos mis amigos para traerme a este sitio viejo y podrido, creo que lo mínimo que me dejen la habitación más grande.

— ¿Puedo saber qué estás haciendo?.— No me dio tiempo a terminar de abrir la puerta, pues un chico la abrió desde dentro. Era más alto que yo, pero no mucho más mayor.

— Este hotel es mio, iba a elegir esta habitación...— Recordé un segundo lo de los inquilinos.— Oh, ¿Eres de los que viven aquí?

— Exacto, desde hace demasiado tiempo como para que mi echen ahora.

— Bueno.- Suspiré mientras ponía una sonrisa.— Demasiado tiempo tampoco, no tienes más de 20 años...

Él sonrió ampliamente, tan de repente que me dio algo de miedo.

— Lo siento por molestar, buscaré otra habitación.— Dije mientras me iba, tirando de mis maletas.

— La 47 está libre, por si te interesa. Es... acogedora.— Dijo con la misma sonrisa de antes, la escalofriante.— Me llamo Jimin, por cierto.

— Jinhe.— Contesté sin muchas ganas de mirarle a los ojos directamente. Había algo extraño en ellos.

Hotel ☹ jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora