Torum

Prólogo

Durante muchos siglos, la tensión entre las ramas mágicas de la Vida, de la Mente y de la Física provocaron malestar en todo Terom, principalmente en Vitalis, capital del continente.

A esta situación crítica, se le sumó el rechazo de la sociedad contra los hominus, raza noble que poseía el control de los elementos de la naturaleza, debido al comportamiento tiránico que presentaban éstos sobre las demás razas.

Sólo los humanos reaccionaron abiertamente ante tales actitudes, emprendiendo campañas contra ellos consiguiendo así el apoyo de las razas más débiles. Tanto los íptumits como los hartiams carecían de dotes para la lucha por su pequeño tamaño, y no tomaban voz activa en la revolución. Sin embargo eran bien recibidas por los humanos sus aportaciones, tanto tecnológicas por parte de los diminutos íptumits como en materia prima por parte de los otros. Los magos, como siempre, mantenían una disputa interna sobre si tomar partido o no en la guerra y si lo hacían, qué posición tomar.

A todo esto, en las ciudades periféricas de Desartis y Puridia, nacieron dos jóvenes magos, Peter y Marcus.

A la edad de seis años, comenzaron a mostrar sus habilidades mágicas, lo que fue causa de sus respectivos traslados a la capital., siendo el primero Peter y cinco años más tarde, Marcus pues era la edad que los diferenciaba.

Una vez en la ciudad, fueron internados en sus respectivas escuelas de magia. El mayor en la especializada en fenómenos físicos, allí aprendía todo lo referido al control y manipulación de la materia. Por otra parte Marcus entró en la escuela dedicada a las capacidades mentales.

Crecieron por separado, sin ningún tipo de relación a pesar de la corta distancia que los separaba, ya que ambos residian en los colindantes edificios dedicados a la acogida de brujos extranjeros en proceso de formación mágica. Cada uno de los edificios estaba preparado para jóvenes destinados a las distintas ramas de la magia.

Aunque no se conocieron durante sus años de estudio, pronto descubrirían que sus destinos estaban enlazados por una causa mayor, la cual los uniría en una profunda amistad.