Llegábamos a las costas inglesas cuando aún estaba amaneciendo. El cielo cobraba un tono rosado según amanecía y las nubes dibujaban divertidas figuras en el aire.
El frío me golpeaba la cara según avanzaba el barco, aún así no hacía tanto frío como de donde veníamos.
Era uno de ellos, por lo menos me sentía uno de ellos. Me sentía "en casa" o no del todo, ya que cuando estábamos cerca de la playa tuve que ser una de las primeras de las que bajó a atracar.
No había nacido en el mismo lugar que ellos, mis ojos y mi pelo eran evidentemente más oscuros y sin duda puedo decir que me esforcé mucho para que me aceptaran. Y aún así, me tiraron a mí primero.
Aunque no me importaba. Solo, el simple hecho de empezar de nuevo, era la mejor idea que se me podía ocurrir, ya que en ese barco, nadie sabía mi procedencia, ni mi historia, ni quiénes eran mis padres, ni si tuve hermanos. La mayoría ni siquiera sabía mi nombre.
Las olas me llevaban hacia adentro y no podía llegar nadando a las playa. Tragué agua, intenté toser y un estremecedor frío inundó mi alma. Tenía tanto miedo de morir ahogada que ni siquiera pensé en las medusas ni en los tiburones que podrían rondarnos en ese momento.
No podía más. Cuando iba a darme por vencida, una mano mucho más grande que la mía me agarró del brazo y tiró de mí con una fuerza descomunal. Pensé que sería un hombre alto y fuerte con aspecto de Titán, pero no, era la capitana de nuestro barco, que había bajado para zambullirse en aquellas aguas heladas.
Di pasos torpes hasta que el agua me llegó por las rodillas y poco a poco me fui acercando hasta que me percaté de que él ya había llegado. Ahí estaba plantado, como un fantasma, como si fuera a desaparecer con la niebla, como si fuera arena que se lleva el viento, como un castillo de naipes que se destruye con una pequeña brisa de aire o como una nube que va y viene.
Con esos ojos azules hipnotizantes y esa mirada fría y penetrante. No podía dejar de mirarle. Simplemente no podía dejar de mirar su cuerpo, y en ese momento, sentí como si pudiera ver su alma. Y me quedé paralizada como si a través de su mirada me hubiera echado un maleficio.
Entonces fue, cuando sus labios me sonrieron y por primera vez en mucho tiempo, estuve segura de algo. De que jamás podría separarme de él.
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LA MUERTE DE LOS PÁJAROS
Short StoryEsta historia la saqué de un sueño que tuve así que viene deade mi subconsciente. Espero que os guste y por favor dejad un comentario :3.