Yo me preocupo por ti (Solangelo)

Yo me preocupo por ti

Will

La guerra contra Gaia había pasado, y la mayoría había sobrevivido. La enfermería había sido un caos en los días post-guerra, pero mis hermanos y yo nos la habíamos arreglado y nadie se había desmayado por el estrés.

Bueno, casi nadie.

Eeen fin... Los dos campamentos se encontraban a salvo y eso era lo que importaba. Sin embargo, a mí sólo me importaba una persona. No me malinterpreten; mis hermanos y amigos son importantes para mí y estaba feliz de que estuvieran bien, pero era otra persona la que me tenía preocupado y feliz al mismo tiempo.

Nico di Angelo era un hijo de Hades tan sociable como una roca, y un imán para los problemas. Estuvo a punto de deshacerse entre las sombras por abusar de sus poderes inframundescos, pero yo había logrado salvarlo. En la enfermería habíamos cruzado unas pocas palabras, y ya había aprendido que no era fanático del contacto cuerpo-cuerpo. Tampoco era él quien comenzaba una conversación y, cuando yo lo hacía, apenas contestaba con monosílabos.

¿Cómo podía preocuparme por alguien al que seguramente ni le agrado? ¿Cómo podía preocuparme por alguien que seguramente ya se había olvidado de mi nombre?

Sinceramente, no tenía idea. Estar al lado de Nico di Angelo activaba mis instintos sobreprotectores, y me obligaba a preguntarle si había comido bien (cosa que no hacía), dormido 8 horas (cosa que tampoco hacía) o si tenía frío (él siempre estaba frío).

Estoy bastante seguro de que el hijo de Hades me odiaba, porque cada vez que le preguntaba algo sobre su bienestar me miraba como si quisiera matarme, enterrarme, sacarme de mi tumba y volverme a matar.

Pero no me rendí.

Cada vez que me miraba de esa forma, una corriente eléctrica se expandía por todo mi cuerpo, y yo necesitaba saber qué era. Así que le sonreía y le seguía hablando.

Lo mantuve cautivo en la enfermería por unas semanas, hasta que me fue imposible buscar más excusas para no dejarlo ir.

No quería que se fuera, sobre todo porque las estadías de Nico en el Campamento Mestizo no eran duraderas. Pero, ¿qué iba a hacer? ¿Iba a ir y decirle "Oye, siento algo raro cuando me miras y cuando me tocas creo que me desmayo. Quédate mientras averiguo qué me pasa."?

Sí, claro.

Otra cosa que me preocupaba era el hecho de que el hijo de Hades tenía pocos amigos. Todos necesitamos amigos que nos escuchen, nos hagan reír y que eviten que hagamos estupideces. Pero Nico no tenía a nadie. Está bien, a veces pasaba tiempo con Jason, Reyna y Hazel, pero las últimas pasaban la mayoría de su tiempo en el Campamento Júpiter y Jason vivía al lado de Piper.

Además, todos creían que Nico di Angelo no los necesitaba y podía cuidarse solo.

Pero yo nunca pensé eso. El hijo de Hades tenía una gran habilidad para hacerse temer y evitar, y se preocupaba por dar la impresión de estar bien en soledad. Pero yo creía que, en el fondo, hasta él necesitaba a alguien que se preocupe por él sin que lo pida, que lo abrazase aunque no quisiese y que lo cuide aunque (según él) no lo necesite.

Y yo estaba dispuesto a ser esa persona.

Me importaba Nico di Angelo, más de lo que me podía imaginar. Quizás, solo quizás, pensaba en él como algo más que un amigo. Pero no me dejaba llevar por estos pensamientos. Era sencillamente imposible que le gustara de esa manera a Nico di Angelo, hijo de Hades, Rey de los fantasmas.

Aunque, cada vez que lo tocaba se ruborizaba... Cuando otro semidiós lo tocaba (sin contar ni a Jason, ni a Percy, Hazel, Reyna, Frank o Annabeth y quizás Leo) él se enojaba, pero su cara seguía tan pálida como siempre.