Epílogo

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Miami, un paraíso para todas las personas que viven en el. En ese "todas" siempre existe una excepción, y en este caso, la excepción, era yo. Solo llevo dos meses aquí y ya estan a punto de empezar las clases (deprimente).

Nos mudamos nada mas acabar las clases en mi anterior instituto de Nueva York, para venirnos a vivir aquí.

Mi madre, mi mejor amiga (Malena Heins) y yo, tubimos un cambio de aires un poco radical cuando nos mudamos a Miami.

Soy adoptada, pero quiero a mi madre como si fuese la real. Sí, solo he dicho madre por el simple hecho de que el marido de mi madre murio un año antes de mi adopción.

No se la razón exacta por la cual mi madre decidio todo esto de la mudanza sin antes consultarlo conmigo o sin ni siquiera, avisarme unos meses antes para asimilarlo.

Desde que mamá recivió una visita un tanto extraña a altas horas de la madrugada(extraña en el sentido de que estaba hablando con alguien que se encontraba en el espejo, y por mucho que al día siguiente yo me pusiese delante de él no pasaba nada) habia estado muy sobreprotectora conmigo y muy entrometida en respecto a los chicos que podria o no podrian gustarme. Eso fue cuando tenia 13, asi que me parecio normal al principio.



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