Rulos

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Louis observó con atención al rizado sentarse en un banco. Inmediatamente el corrió para sentarse atrás suyo, y se acercó a la oreja del ruloso.

-Me gustan mucho tus rulos- susurró, sobresaltando al chico, quien se dio la vuelta, y miró con confusión al castaño.

-Gracias- sonrió, volviendo a sentarse correctamente.

-¿Puedo tocarlos?

-Claro- y el ojiazul comenzó a acariciar el cabello del menor delicadamente. Harry se relajó ante esa caricia, y lo dejó hacerlo durante un buen rato.

...

Harry y Louis se habían dormido, el más bajito tenía una mano enredada en la enmarañada mata del más alto. Se veían muy tiernos dormidos, tanto que la gente les tomaba fotografías para llevarse un pequeño recuerdo.

Louis fue el primero en despertarse, y se percató del lugar en donde estaba. Movió suavemente a Harry por el hombro, pero al parecer el chico tenía el sueño pesado.

No vio otra alternativa que acariciar y tirar alguno de sus rulos, haciendo al menor quejarse. Lentamente abrió los ojos y se incorporó. Admiró el rostro del ojiazul, y ninguno apartó la vista por un tiempo.

-Tus rulos son suaves y sedosos.

-Gracias.

-¿Cómo te llamas? Yo me llamo Louis.

-Yo Harry.

-También me gusta tu nombre.

-A mí el tuyo.

Ambos se quedaron sin palabras, mirando el suelo, el cielo o cualquier cosa que no fuera el rostro del que estaba a su par.

-Yo... Creo que debo irme.

-Está bien- Louis asintió, y el rizado se levantó y caminó lejos de él.

...

Louis caminaba tranquilamente por las calles frías de Londres, cuando una peculiar mata de rizos apareció en su visión. Sin pensarlo caminó hasta allí, siguiendo al chico sin que éste se diera cuenta.

Harry sintió una presencia atrás suyo, y se asustó. Pensó que se trataba de un ladrón, y caminó más rápido. Disimuladamente volteó y encontró al mismo chico del otro día, que venía corriendo atrás suyo para intentar seguir sus pasos. A Harry le dio mucha ternura y disminuyó la velocidad, dándose vuelta repentinamente, haciendo que el castaño choque con su pecho.

Louis se sonrojó y alzó la cabeza para mirarlo a los ojos, separándose rápidamente de su cuerpo.

-Lo siento, sólo... Te vi y quise acariciar tus rulos.

Harry sonrió cálidamente- Puedes acariciarlos pero... ¿Que te parece si vamos a tomar algo primero?- al castaño le brillaron los ojos, y asintió emocionado.

Aunque Harry no lo admitiera, le gustaba ser acosado por el chico ojiazul, y aunque Louis no lo admitiera, no sólo le gustaban los rulos del rizado.

Llegaron a una cafetería muy bonita, y mientras esperaban que les trajeran lo que habían pedido, se pusieron a conversar.

-¿Cómo haces para tener esos rulos tan bonitos?

-No lo sé, supongo que es genética. Además, me cuido muy bien mi pelo.

-Se nota. No te lo vas a cortar, ¿cierto?

-A menos que entre al ejército, no lo creo- ambos rieron- tú tienes un cabello muy bonito.

-No lo creo.

-Y ojos también her...- Harry fue interrumpido por una pequeña niña que se acercó a su mesa.

Rulos (l.s) O.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora