Prólogo

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2003, Cocoa Beach

Harry estaba solo en casa esa noche: sus padres habían acompañado a su hermana mayor a un viaje escolar a los parques de Orlando, al que él se rehusó a ir, y no volvían hasta el día siguiente.

En la ciudad el aire era pesado y caluroso, pero en la playa sobre la cual se encontraba su hogar la fresca brisa marina lo volvía menos tedioso. Al cortarse la luz, Harry se vio obligado a salir por la puerta trasera y encontrarse frente a frente con el mar. No había una sola nube en el cielo, y la luna se veía enorme. Todo estaba teñido de un color azul oscuro, y la única iluminación con la que contaba era la de las estrellas.

Se sentó en la arena, cerró los ojos, y suspiró: cada respiración le costaba horrores, más que nada cuando se presentaba una situación ajena a su comodidad. Aunque los médicos dijeron que no tenía ningún problema crónico, su sistema respiratorio se encontraba comprometido. La teoría más fuerte postulaba que podía deberse a un hecho traumático de la infancia, debido al cual no solo tenía estas dificultades, si no que evitaba hasta las últimas consecuencias interactuar con el mar, o cualquier cosa que pudiera relacionarse con él.

Harry no sabía qué fue lo que pasó realmente, pero podía recordar un absoluto color turquesa, que parecía no terminar nunca.

Las olas eran bastante ruidosas, pero lo que le llamó la atención fue un sonido totalmente diferente. Alzó la mirada, y al no encontrar nada, volvió a recostarse en la arena.

Éste se volvió más intenso e insistente, volviendo a causar curiosidad en el pequeño Harry.

El niño identificó que fuera lo que fuera, venía de la orilla del mar.

Se levantó, y al acercase más, allí lo pudo ver.

Le costó mucho creer en lo que sus ojos percibían: había cerca del filo del agua un delfín pequeño, aún más que él. Estaba varado.

Harry había visto en la televisión noticias sobre casos así, en los que el animal terminaba muriendo, y no pudo tolerar la idea de dejarlo a su suerte.

Quiso acercarse, pero al sentir el agua bajo sus pies, se echó hacia atrás, paralizado. Corrió por todos lados gritando, y pidiendo ayuda. La imagen del pobre animalito, solo y sin esperanza alguna, lo obligó a volver y confiar en que alguien tal vez hubiera escuchado las súplicas.

Suspiró cerrando los ojos, y realizó el trayecto de metro y medio que lo separaban del animal. El agua no le llegaba ni a las rodillas, pero de todas formas era un milagro que no muriera el también.

Tomó dificultosamente más aire, y se arrodilló junto al pequeño delfín. Desde esa distancia pudo notar que estaba muy lastimado. Su aleta dorsal tenía un corte imponente y llamativo, aún más que el resto de las heridas que llevaba en el cuerpo el animal. No mediría más de un metro y medio, así que Harry supuso que sería un cachorro.

Sintió ligeramente áspera la piel del animal, así que cada tanto le proporcionaba agua, pero no sabía qué más podía hacer. Volvió a gritar, en busca de ayuda, pero no tuvo respuesta.

El tiempo se volvió incalculable, y la desesperación del niño acrecentaba. Terminó llorando, cabizbajo, abrazando al delfín y rogándole a Dios un milagro.

Entonces el milagro apareció, en forma de dos siluetas que se acercaban cada vez más.

Eran un hombre de unos treinta años, y un chico de no más de doce o trece. Harry suspiró aliviado, y agradeció al cielo.

-Me llamo Chris, y él es mi hijo Louis ¿Qué es lo que ... -se interrumpió el hombre al ver de cerca el problema- oh...

Examinó al animal, y su expresión no pareció muy positiva. Mientras lo hacía, explicaba que trabajaba en la sección de conservación de especies del SeaWorld, que estaban en Cocoa Beach por la liberación de un animal, y que generalmente participaba en rescates de este tipo, y que si querían salvar al cachorro, tenían que trasladarlo a un lugar donde fuera posible tratarlo.

Dejó a cargo a su hijo, y fue en busca de más ayuda.

El muchacho rodeó con su brazo al delfín que no paraba de retorcerse, mientras Harry hiperventilaba.

Louis susurró un Shhh al animal, con un tono calmo, para agregar mientras le acariciaba el lomo un tranquila niña, todo va a salir bien.

El pequeño delfín cesó un poco, pero la agitada respiración de Harry no era de ayuda.

-Tú también, necesitamos que estés tranquilo, intenta respirar.

-No puedo

Conmigo anunció Louis, mirando a Harry a los ojos.

El más pequeño se perdió en ese color turquesa tan perfecto, que le transmitía paz, pero también le recordaba el miedo. Se agitó aún más.

Juntos reafirmó Louis, inhalando y exhalando de forma pausada, para que Harry pudiera seguir su ritmo.

Sus miradas se fundieron, esta vez, de una forma positiva, y tuvieron la sensación de que todo iba a estar bien.

Lograron mantener una frecuencia más baja, enfriando los nervios.

Pasó un largo rato, y las cosas volvieron a agitarse.

-Tranquila ... -intentó dirigirse Louis al cachorro, para detenerse y dirigirse a Harry- Debemos ponerle un nombre, ya mismo.

Después de pensar por unos minutos, Harry sugirió llamarla Keiko como la orca de Liberen a Willy, significaba niña con suerte, también lo había visto en la televisión. Pero a Louis no le pareció correcto nombrar a un delfín como a una orca famosa, no tenía sentido.

-¿Qué opinas de Reiko?- planteó el mayor

-¿Reiko?

-Sí, como la orca, pero con R

-Reiko... -reafirmó Harry, dirigiéndose al delfín, el cual se serenó al instante.

-Le gusta cuando lo dices, le gusta tu voz.

Cántale algo escuchó decir a Louis, y se sonrojó. Cuando abrió tímidamente la boca para empezar, perdió el aire y el valor.

-Está bien, si no te animas puedo hacerlo yo...

Y entonces comenzó a sonar la voz más preciosa que Harry escuchó jamás.

The seas have gone dry and the rain stopped falling
Please don't you cry anymore
Can't you see
Listen to the breeze, whisper to me please
Don't send me to the path of nevermore

Se produjo un silencio, pero de esos que valen más que las palabras.

Cuando estaba empezando a amanecer, Chris volvió con otros hombres equipados, que realizaron el rescate de manera exitosa.

Dieron las gracias a Harry, y prácticamente sin despedirse y con delfín incluido, se fueron en una camioneta a toda prisa.

No volvieron a verse...




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