Secreto. [Especial #BesoRubelangel]

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Lo había dicho sin pensar, podía prometerlo, jurarlo y rejurarlo.

Las palabras habían salido solas de su boca, tanto que ni él las había podido controlar.

—Si lo consigo, beso a Mangel.— No era exactamente lo que había dicho, pero así había quedado grabado en su mente.

(...)

Bien, ahora, muchas horas después, tirado en su cama y mirando al techo intentando que este lo adujese, se arrepiente de sus palabras. Mucho. Muchísimo. ¿Cómo había ganado algo, cuando él tenia muy mala suerte? ¿Y por qué justo ese día, cuando había hecho una apuesta estúpida?

Cuando el móvil sonó sacándolo sin previo aviso de su mundo, se hundió en un abismo fondo que parecía no querer terminar nunca, su pecho se retorció de forma dolorosa y las lágrimas picaron en sus ojos, amenazando con dejarse caer.

-No... No, me prometí superarlo. Por él, por mí, por nuestra amistad, y esto no cambiará nada.- Se engañó, escribiendo esas palabras en su mente y deseando sustituirlas por las otras. No funcionó. El nudo seguía allí, acentuándose, ahogándolo.

"Mañana. A las 9 en mi casa."- Había sido el mensaje de Mangel. Escueto, ¿pero qué esperaba? Ahora él tenía pareja... y Rubén estaba bien con ello, de verdad... o al menos lo intentaba con lo mejor de sí.

"Vale"- Contestó para luego soltar el teléfono y arrastrar las mantas por encima de su cabeza, deseando esconderse del mundo, pero sobretodo, de Mangel y de sus sentimientos a flor de piel.

(...)

Nunca le había costado tanto entrar en la misma habitación de Mangel, nunca. Incluso el día que este le confesó que tenía novia, no había sido tan duro. Sus miradas se encontraron, y aunque el menor sonrió, Rubén solo quería salir cagando leches de allí.

"Cuanto empiece esto, antes puedo fingir que estoy bien"

Pero entonces... entró ella, la novia de Mangel. Y Rubén ya no deseaba correr, deseaba que la tierra lo tragase, y es que él siempre intentaba, con todas sus fuerzas, no toparse con ella. Siempre eran excusas, evasivas y escapatorias cuando ella aparecía, pero ahora, ¿cómo iba a escapar de allí?

Tragó saliva, tomó todo el aire posible, e intentó poner su mejor sonrisa; aquella amplia y tan, tan, tan sumamente falsa.

(...)

-Rubelangel es real...- Usó un tono burlesco, pero las palabras se clavaron en su corazón y revolotearon en su cabeza.- Pues claro que es real, pero no tenemos que...- Respiró. Respiró de nuevo. Cerró los ojos y continuó.- No tenemos que... demostrárselo a nadie....- Y miró a su mejor amigo, sentado a su izquierda, quien sonreía sin saber el sufrimiento de Rubén.

(...)

Cuando alzó su mano, temblorosa y titubeante, para quitarle cuidadosamente las gafas a Mangel, más allá de eso, vio como ella mostraba una sonrisa sincera hacía él, y todo se hizo más duro, si es que eso tenía cabida en aquella situación.

"Solo un poco más..."- Intentó convencerse.- "Solo un poco más y... podrás retenerlo de nuevo"

(...)

Y en un doloroso segundo, sus labios conectaron, lejanos y sutiles, Mangel sonriendo y Rubén escuchando como su corazón caía y se hacía pedazos, de nuevo.

Fue solo un mínimo contacto, pero a ambos los había sacudido, transmitiendo cosas totalmente diferentes: Mangel, tal y como aquella vez hace tres años, una confusión que habitaba en su pecho; y Rubén, una ola de dolorosa realidad.

Se separó todo lo rápido que pudo reaccionar de Miguel y evitó mirarlo a los ojos. Ella había visto eso. Mangel había sentido eso. Pero... todo seguiría igual, porque para el único que había tenido importancia era para él, para Rubén, y aquello era tan doloroso...

"Pero todo está bien, no puedo dejar que se sepa. Por Mangel. Por mí. Por todo lo nuestro."

(...)

Salió por la puerta, con su alma a cuestas y un gran peso sobre sus hombros, pero con una gran sonrisa, como siempre.

-¡Bueno, Mangel, mañana nos vemos!- Este asintió y se quedó mirando desde sus ojos hasta sus labios. Volvió a asentir.

-Hahta mañana...- Y en un rápido movimiento, el Noruego se dio la vuelta, porque la primera lágrima cayó, y sin más, salió corriendo de allí.

"Pero... somos amigos"- Se dijo.- "Siempre seremos amigos..."- Se prometió, pero ¿por qué aquello no servía de consuelo?

Corrió a casa, y dejó que su secreto saliera a la realidad en forma de lágrimas, lamentos, sollozos y agonía. Solo lo dejaría ir por esa noche, porque a partir de mañana, tendría que volver a guardarlo en su corazón, y, mientras todos se lo mostrarían por Twitter, Facebook e incluso sus amigos o el propio Mangel, debía sonreír, por eso, solo por esas horas, dejaría salir su secreto:

Estaba enamorado de su mejor amigo.


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⏰ Última actualización: Mar 13, 2016 ⏰

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