Capítulo VI

248 12 0
                                    


| Sálvame |


La luz casi me cegó por completo. Habían varias luces encendidas a medida que Krizz me hacía avanzar, poniendo sus manos en mis hombros. Estábamos en la sala de bienvenida, donde habían varios muebles de aspecto antiguos, floreros, fotografías enmarcadas y algunos espejos. El suelo era flotante, de madera, que estaba cubierto por una larga alfombra color rojo carmesí con detalles amarillos y negros. Era tan acogedor. El calor de la chimenea llegaba incluso hasta donde estábamos nosotros, lo que le daba un aire tibio y amigable dentro de las paredes. Habían algunas puertas y pasillos a medida que avanzábamos, lo que me daba una gran impresión del enorme lugar en el que estaba.

—¿Kristel?

Una voz femenina me sacó de mi sueño despierta. Krizz me guió por una puerta hasta abrirla y entrar. Las luces estaban encendidas, de un color blanco brillante, que iluminaba toda la enorme cocina. Una señora, de unos treinta y tantos años, estaba frente a una olla revolviendo lo que se veía como salsa de tomate. Su mirada se dirigió a Krizz para luego caer en mi. Detuvo lo que estaba haciendo, se limpió las manos y con una sonrisa se acercó a nosotras.

—Bueno, ¿Quién eres, linda? —sonrió.
—B-bueno... Y-yo...
—Ella es _____ mamá —dijo Krizz.

La miré, intentando de alguna forma agradecerle con la mirada, pero cuando desvió su mirada de su madre hasta mi, me sentí intimidada y tuve que desviar la mia.

—Es un gusto conocerte, ______ . —sonrió de una forma amable, mientras se acercaba a mi y me tomaba las manos con suavidad.

Suavidad... Desde que murió mi madre que no la había sentido.

Ella me miró, luego miró a Krizz fijamente. Me soltó las manos mientras me tocaba las mejillas y la frente. Hizo una mueca.

Tienes fiebre. ¿Qué sucedió, Kristel?

Iba de camino a mi auto después de ir a buscar una... cosa, y me la encontré sentaba bajo un árbol a media tormenta. Cuando me acerqué, temblaba y estaba realmente muy fría. La lleve a mi auto para abrigarla y ella me dijo que había salido justo cuando comenzaba la tormenta y, al momento de querer regresar a su casa, no lograba ver nada y ya estaba perdida en ese momento. No se más.

Su madre  asintió, mientras me guiaba con cariño a una silla y hacía que me sentara allí.

Te prepararé algo de té y te daré algo para la fiebre. Te puedes quedar en la habitación de invitados que está arriba por esta noche. Tiene una propia chimenea, aun que es algo pequeña. No creo que sufras de nuevo frío cariño —sonrió— Estaba haciendo la cena, por lo que quizás te gustaría comer algo antes de llevarte a la cama.

¿Comida? ¿Dónde estaba la amenaza o el favor a cambio de ella? ¿Me la daría gratis?

—Oh, claro, gracias —sonreí, intentando ser amable.



(...)


Su madre me había dicho que me quedara frente a la chimenea  para recuperar mi calor corporal. Estaba funcionando, ya sentía cómo el frío se iba de mi cuerpo y el calor comenzaba a remplazarlo de a poco. Krizz me estaba acompañando, mientras el Sr. y la Sra. Solano terminaban de limpiar todo en la cocina. La sobrina de Krizz estaba sobre las piernas de ella mientras le revolvía el cabello de una forma graciosa.

—La debes estar cansando.
—No, no me está cansando —le dije a Krizz. Ella me miró y se encogió de hombros despreocupadamente mientras suspiraba.
—No sabes lo preguntona y odiosa que es cuando conoce a gente nueva. Un poco más y les pide una biografía de ellos mismos —dijo mientras le revolvía de vuelta su claro cabello con una risa.

—¡Oye! ¡No lo hagas!

—Oh, ¿no? 

—¡No! —chilló riéndose.

Kristel me miró antes de comenzar a hacerle cosquillas en el estómago a ______. Ella comenzó a retorcerse entre sus brazos mientras reía y chillaba. Reí con ellos mientras los veía divertirse de esa manera juntos.

—¡No, Krizz! ¡_______, ayúdame! —chilló entre risas.

Me detuve. ¿Qué hago? ¿Me uno e interrumpo? Me encogí en mi lugar, mientras sentía como Krizz detenía las cosquillas y la bajaba de sus piernas, quien aún reía y sonreía.

—¿Porqué no vas a jugar con tus muñecas, mm? —sugirió de repente.

—¿Vienes conmigo ________? — Me preguntó.

—Ella va después, linda.


La pequeña asintió y se fue brincando hasta las escaleras y comenzar a subirlas hasta desaparecer de nuestra vista. Kristel se giró hasta mi y me miró. Su mirada miel curiosa y extrañada, mientras recorría mi delgado y debilucho cuerpo con ellos.

—¿Qué tienes?
—preguntó luego de unos segundos  







Sálvame [FanFic] (Krizz Solano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora