Prefacio

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El cuervo se retorcía en suelo, estaba siendo torturado solo por la búsqueda de diversión de una joven que sonreía ante su acto. Sus ojos volvieron a mirar al ave que yacía en el suelo suplicando con su mirada que parase, al contrario de los deseos de este la joven le sonrió una última vez antes de dar por acaba con la vida del indefenso animal. Soltó un bufido detonante de aburrimiento y procedió a entrar de nuevo a su casa, en cuanto se giró sintió una presencia masculina ya conocida para ella, dirigió sus ojos verdes a los azulados de este.

-¿A qué has venido Belial?- pregunto con desgana al joven.

Este la miro con arrogancia-Nada de importancia, hemos venido por orden de nuestro padre.

-¿Hemos?-pregunto la joven.

-Hola Abrahel ¿Como te encuentras el día de hoy?-respondió e interrogo una voz femenina a su derecha, esta camino hasta posicionarse junto a Belial.

-De maravilla-respondió con una sonrisa burlona.

-Lo he notado-dice la joven de oscuros ojos mientras sonríe con falsedad-Por cierto, deberías parar. Eso no sera bien visto ante el pueblo-le dijo mientras señalaba al cuervo muerto.

-Me he encontrado aburrida y es en lo único que he hallado entretención, además nuestro padre pidió discreción. Y no veo cual sea el problema-dijo mientras enarcaba la ceja izquierda-¿Tú al igual que Belial has sido enviada por orden de nuestro padre Ancitif?-le pregunto a la joven de cabellera oscura.

-Si-respondió-Aunque también me apetece divertirme un poco, la diferencia es que con torturar a una indefensa ave hasta la muerte no ha de satisfacer mis deseos-dijo mientras la miraba con una sonrisa burlona.

-¿Me has pedido que me detenga cuando tú piensas llevarlo a cabo? En mi opinión, te diré que tus palabras están llenas de hipocresía y destilan irracionalidad, hermana-dijo pronunciando la última palabra con sorna mientras la miraba fijamente retándola en busca de provocarla.

Ancitif la mira con odio e intenta avanzar hacia ella con intenciones nada buenas, más una mano en su hombro la detiene-Les pido que se detengan-interrumpió Belial-No es ha esto por lo que se nos ha sido enviados, Ancitif-dijo recordándole a la joven a su izquierda-La razón por la cual estamos aquí presentes, se debe al asunto del mortal con el cual te has estado relacionando últimamente Abrahel-dijo por último, consiguiendo que la joven de ojos verdosos los dirigiera hacia él mirándolo interrogante esperando a que continuase-Nuestro padre cree que deberías dejarle, piensa que estás haciendo un mal uso de tú tiempo con él.

-¿Me dices que no lo haga, cuando tú lo has estado haciendo?-hablo Ancifit citando casi sus mismas palabras-No digas que es hipócrita e irracional desear divertirme, cuando tú ya lo has llevado acabo-la acuso.

-No veo cual sea el problema, no he de herir a nadie con eso-dijo Abrahel ignorando el comentario de Ancifit-Y cabe decir que solo estoy utilizándolo, mi única finalidad es conseguir su alma-informo, retomando su camino.

-¿Cómo piensas realizar tu cometido?-le pregunta Beliel.

Ya encontrándose al lado de este lo mira con superioridad y le responde-Amor.

-¿Amor?-pregunta una confusa Ancitif, y un dudativo Beliel la miran expectantes.

Virando sus ojos y soltando un suspiro de exasperación les contesta seca-Ya han de conocerlo, es el sentimiento que poseen todos los mortales-respondió-Se le ha atribuido como amor y las personas que lo padecen se les conoce como enamorados.

-¿Sabes que tan descabellado suena eso?-pregunto un consternado Beliel.

-La cordura no es una de tus cualidades más destacables -hablo Ancitif.

-Me encuentro en perfectas condiciones, y no es una idea descabellada. Esto podría favorecer nos a todos.

-Solo espero que no te ha de suceder lo mismo que a Meridiana-advirtió Beliel.

-No cambiaría mi inmortalidad por amor.

-Esas mismas palabras dijo ella y mira su resultado.

Abrahel viro sus ojos y le recordó-No soy débil.

-Lo se, aun así te recomiendo mantener distancias-hablo con seriedad Beliel-Todos sucumbimos ante el deseo.

-No a mi.

-Solo te lo recuerdo-hablo él. Abrahel expulso el aire exhausta de tanta palabrería, pero aun así le contesto.

-Los demonios no tienen alma, por ende no sienten-dijo ella mientras miraba a su hermano con suficiencia.

-No lo eres, recuerda quien fue tu creador-le dijo con obviedad.

-Y tu recuerda que el ángel más hermoso se convirtió en el diablo-retracto-O como prefiere que lo llamemos-dijo mientras una sonrisa destilante de crueldad surgía en sus labios a la par que sus verdosos ojos se oscurecían por completo- Padre- concluyo.

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⏰ Última actualización: Mar 20, 2017 ⏰

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