Prólogo

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La vida para mi fue bastante sencilla de niño. Solía vivir en un pueblo escondido en los lugares más cálidos de cheshire. Mi madre, Anne Cox, Solía decirme que los colibríes eran aves pequeñas, de echo las más pequeñas que habítaban en la tierra. pero que aún así su corazón y su alma no se comparaba al tamaño de su cuerpo. Ella me enseñó a amarlos. Me enseñó de todos los diferentes tamaños, formas y colores que tenían esas aves. En fin, mi vida en ese entonces era perfecta, pues al ser tan joven solo me preocupaba por ir a jugar con mis amigos en las tardes, pasar tiempo en familia y ir a ver el atardecer al muelle.

Todo mejoró notablemente cuando nació Gemma. A ella la quise incluso antes de que saliera del vientre de mi madre, y cuando por fin salió sentí unas ganas inmensas de protegerla, no quería que nadie le hiciera daño.

Pero el cielo tiene un límite, el mío llegó a su fin cuando cumplí ----. Mi padre comenzó a faltar al trabajo y mi madre se quedaba todo el día encerrada en su habitación. Papá inventaba cualquier excusa para desviarnos de lo que estaba pasando, pero !vamos!, A mi edad podía sacar mis propias conclusiones por mi mismo, y para empeorar las cosas... Gemma tampoco se creía todos esos cuentos que papá inventaba. Así que mientras el tiempo pasaba de a poco Gemma se volvía un poco mas insegura mientras que yo me cansaba cada vez más.

Y ese cambio se notaba, el infierno por el que mi familia estaba pasando se vieron reflejados en mi pálida y reseca piel, en mi cuerpo cada vez mas liviano y frágil, y en mis ojos, sobre todo en esas cuencas verdosas y vacías que alguna vez brillaron con una luz propia.

Supongo que el echo de que hoy sea un día nublado y estar en un lugar tan tétrico y frío hace que tenga un mal presentimiento. Mi padre una vez me dijo que las cosas nunca dejaban de pudrirse, y que cuando las cosas parecían ir mal podrían ponerse peor.

Ahora estoy sentado afuera de una casa bastante grande pero con años de antigüedad. El paisaje aquí es muy escalofriante, casi no hay personas viviendo aquí, ni siquiera casas. Las calles están vacías y sin una buena vegetación.

Mi cabeza se mantiene gacha y mis ojos clavados en mis pies. Hasta que un par de zapatos de color negro se posaron frente a mí. Subí la mirada para ver de quien se trataba, Era un hombre. El señor está vestido con ropa formal y de color negro, trae un ramo de flores en su mano derecha y sus ojos azules se ven rojos y cristalinos, como si quisiera llorar después de haberlo echo ya. Pareciera que va a un funeral o algo así.

El hombre pasa su mano por sus ojos para limpiar los rastros húmedos y me dice: -hola niño.-

-Hola....?-

N/A:

El capítulo 1 lo subiré a las 8:00.

De ante mano, gracias.

Hummingbird|| Larry Stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora