Mi historia con Billie.

-¡Vamos, Amanda! ¡Sube al escenario!-

Tengo 18 años, y como se acaba de leer, me llamo Amanda, Amanda Jones. Vivo con mi mamá en una pequeña casa, pero no tengo mucha comunicación con ella porque siempre está en su empresa trabajando o de fiesta. ¡Mi mamá nunca descansa!

Ya terminé la escuela secundaria, así que no tengo nada que hacer... Me la paso vagando con mis amigos la mayor parte del tiempo. Ellos tienen una banda llamada Green Day, sé que tienen un futuro muy bueno, ¡suenan tan bien! Está integrada por mi mejor amigo, Billie Joe, como cantante y guitarrista; Mike "Dirnt"... Así le dicen, porque cada vez que imita tocar el bajo, hace un sonido como "Dirnt, dirnt, dirnt", él toca maravillosamente el bajo; y Tré Cool, él es nuevo en la banda, toca la batería. Es un buen chico y tiene un gran sentido del humor.

Tocan en bares, pubs, en el bar de la mamá se Billie, Ollie y en un lugar llamado Gilman Street, donde vamos todos los viernes.

Billie da clases de guitarra después de los ensayos de Green Day, y luego pasamos a tomar café, o me invita a tomar un helado.

Hoy lo veería, ya que dijo que me acompañaría a la peluquería para teñir mi cabello. Quería hacerlo color verde. Dijo que él pasaría a buscarme en el auto de su madre, pero ¡sorpresa!, escucho una bocina y al salir veo la camioneta del papá de Tré y Billie al volante, al lado estaba Mike y Tré abriendo la puerta de atrás para que yo ingresara en la camioneta. ¡Los tres iban a acompañarme a teñir mi cabello! Era ridículo, pero por ahí los chicos también querían hacer algo.

Ingresé en la camioneta riendo. Tré me miró fijamente y me sentí incómoda, ¿será por la ropa que traía puesta? Llevaba unos jeans negros y una camiseta de The Ramones, seguido de mi cinturón de tachas y otros accesorios que siempre suelo llevar. Tenía el cabello suelto y el viento hacía que volara hacia la izquierda. Adoro aquella brisa de verano que tanto anhelaba en el invierno.

-Cerré la puerta-Hola, chicos. ¿Cómo han estado?

-Bien, te extrañamos.-Dijo Billie mirando hacia mí. Volteó la mirada y prendió marcha hacia la peluquería.

-Yo también los extrañe, chicos. ¿Y qué onda? ¿Ustedes también se cambiarán el look?-Todos reímos.-

-De hecho, sí. Tré quiere el pelo verde igual que tú, yo lo quiero negro y Mike rubio.-

-Genial-Exclamé. Billie puso música, que distinguía muy bien que eran los Who. Llegamos a la peluquería cantando a los gritos. Bajamos, nos acomodamos e ingresamos a aquella pequeña y loca peluquería. Pasó algo así como una hora y ya estábamos listos. Era sábado, hoy los chicos tocaban en el Gilman. Me dejaron de nuevo en mi casa, eran algo así de las 7 de la tarde. En 2 horas, pasaban de nuevo por mí.

No le dije a mi madre a dónde iba, no se enojaría porque ella a veces no me avisa cuando sale, así que estamos a mano. Entré directo a mi habitación y me encerré a escuchar música. De repente, escucho que la puerta se abre.

-¿Amanda? ¿Cómo dices que me veo?-Llevaba puesto un precioso vestido en color coral, con mangas y espalda descubierta. Se veía muy bonita. Bajé la vista y vi que tenía mis zapatos con tacones negros.

-Mamá, ¡esos son mis zapatos!-

-Disculpa, Amanda. Los tomé prestados. ¿Me los prestas?-

-Sólo porque hoy es una noche especial.-Una bocina se escuchó, sabía que no eran los chicos porque Billie hace sonar tres veces la bocina, así que era la cita de mi madre.

-Adiós, querida. Diviertete esta noche.-Beso mi mejilla y se fue.

Subí el volúmen de la música y me puse a cantar. Tiré todo mi closet abajo, no sabía qué vestir. Encontré una minifalda roja, pero no quería lucir como una prostituta. Miré mi cabello verde, lucía tan bien...

Me duché y me puse mi ropa interior negra. Arriba usé una camiseta de Misfits que dejaba ver mi sostén negro a los costados y mi tatuaje de una cruz. Calzé mis jeans rojos y pasé mi cinturón de tachas por él. Luego, calzé mis converse negras y ya estaba lista. Hoy el Gilman estaría lleno, y quizá conocería a algún chico. Escuché la triple bocina de Billie y bajé rápidamente. Me miré por última vez al espejo, me perfumé y salí. Al entrar a la camioneta, los chicos no dejaban de mirarme.

-¡Ya dejen de mirarme!-Sonreí completamente roja y Billie puso en marcha la camioneta.