Mira Con Sus Ojos

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Mira, si, ahí en el fondo de esta aula, al verla no te preguntas cosas como ¿Por qué esa niña está sola ahí atrás? O pareciendo tan agradable ¿porque no se habla con nadie? Solo observa como mueve su mano, haciendo esos trazos tan precisos en esa obra. Parece que no le afecta la soledad, pero como lo sabremos si nunca nadie le pregunto si es feliz.

Solo observa un poco en las horas libres de su colegio, con sus auriculares que murmuran a su artista favorito, ahí sentada, mientras todos hablan, tranquila, en el lugar de siempre, con su pequeña cartuchera de flores, que solo está presente en sus momentos de inspiración, en aquellos momentos donde una simple hoja se trasforma en lo que ella pueda imaginar en ese momento, es una artista y su vida era su mayor inspiración.

Solo mírala un poco, a la salida del colegio, con su caminata rápida esquivando a las personas a su paso, con cabello algo despeinado y el tintinear del choque de sus pulseras. Por favor mírala en su cuarto color gris, como se queda hasta tarde pintando esos retratos sin maquillaje porque su alma no lo necesita, o sino cuando está sentada en aquel autobús, con su mirada tan fija en ese paisaje urbano, escuchando la radio local para que todos los días sean distintos, mira como hace esa pequeña mueca, parecida a una sonrisa cuando aquel joven la mira antes de que llegue a su parada; no pierdas de vista a esa niña que le muestra orgullosa a su madre un dibujo finalizado, como ella la alienta, parece que es su única inspiración y es su única familia, solo son ellas dos y una tía que la ve solo para fin de año, mira el orgullo de esa madre, o mira la pasión de esa hija, se complementan ¿no crees?.

Echa un vistazo a esa niña cubierta de pies a cabeza en los fríos inviernos de su ciudad, mira cómo se enrojece su nariz o como pone las manos cuando una briza de viento la roza; o en otoño sentada el parque de su ciudad con un café y su cuaderno de dibujo. Tal vez la viste en la fila de algún museo, sola, acompañada de su música y una cámara de bolsillo o en un teatro sentada al fondo, en aquel número impar sin pares a su lado; si eres una alma nocturna seguro la viste en su terraza a las 4 de la mañana con un cigarro que esconde detrás de una maceta de claveles para que su madre no lo descubra, como podrás ver esta niña se encuentra en muchos lugares.

Mira como en verano, se sienta en su balcón con su jugo a dibujar, en ese pequeño lugar con olor a cementerio por sus claveles, o mira un poco como se iluminan sus ojos cuando alguien le dice algún elogio a sus dibujos.

¡Alto! Mírala hoy en otro autobús con destino al hospital de la ciudad, con una mirada apagada y su música bastante alto, más de lo normal. Observa como camina desorientada por esos pasillos blanco con olor a desinfectado hasta su tétrico encuentro, o cuando sale del hospital con los ojos algo rojizos con destino a su casa, donde nadie la espera. Contempla como la rutina se hace uno con ella, como la soledad.

Observa como esta niña camina a esas horas mortuorias; como está sentada en aquella sala velatoria, observa como sus claveles de otoño quedaron depositados en una corona de flores con el mensaje "te extrañare mamá", prestar atención su forma de caminar luctuoso tras el ataúd hasta su desconsolado final en el solar; mira como cae rendida al frente de ese pozo donde adentro yace los restos de su madre.

Mira como vuelve a su casa sabiendo que nadie la espera, o como su ropa se volvió oscura como sus ojeras, mira como prepara la mesa para dos a la hora de comer, inocente, esperando que ella pasara esa puerta, haciendo ecos con sus zapatos... pero no llego y aunque ella no lo quería aceptar muy dentro de ella sabía que no llegaría nunca más. Mira como su cumpleaños invernal es más frio que lo normal, como la estación en si es más fría de lo normal. Echa un vistazo a los primeros rayos que avisan que ese viernes, la primavera llegaría y con ella el día del estudiante –Los 21 de septiembre se celebra en la Argentina el día del estudiante en homenaje a Domingo Faustino Sarmiento, creador de tantas escuelas en el país. Ya que el 21 de septiembre de 1888, sus restos mortales llegaron a Buenos Aires, luego de ser repatriados desde Asunción, Paraguay. Lo que empezó como actos de homenajes, en 1902, se transformó en fiestas por el inicio de la primavera en todas las escuelas finalizando con matinées en los boliches de las ciudades.-

Se acercaba esa próxima estación, la primavera, pero ella siente el mismo frio que en pleno invierno, mira como sube, muy apagada, a ese autobús; como en ese caminar lento, descuidada, chocando con todos, mira cómo se dirige hacia su banco en el fondo del aula, en ese jueves.

Observa como dibuja con carbonilla, oscura y apagada... como ella. La forma rígida en la cual mueve su brazo en aquellos trazos tacaños, mientras sus compañeros adornar el aula con flores de papel y letras echas con hojas de revistas; hasta ese momento todo rondaba bien, cada quien por su lado haciendo de las suyas. Entre los planes para el fin de semana para festejar, la música y la decoración, un compañero soltó:

- ¡Vos, Amargada! Porque no vienes y haces algo productivo. A lo cual ella negó con un pequeño movimiento de cabeza.

- Enserio, ven y diviértete. Soltó otro compañero. Ella levanto la cabeza, los miro y dijo:

- Ríanse hoy porque el lunes todos lloraran. Sus compañeros sin terminar de entender lo que quiso decir siguieron con lo suyo.

Lo que ella advirtió aquel jueves, lo hizo realidad aquel lunes. Su banco, un altar, los colores primaverales se tornaron opacos, hasta oscuros. El aula, llena pero silenciosa, todos veían a la chica invisible del fondo, pero ese día ella no estaba ahí sentada. Sus mejores dibujos colgaban en el aula como ella el domingo a la tarde en esa construcción detrás de la casa de su tía. Los mejores recuerdos cada uno lo guardo, como ella que tenía guardado un poco de veneno de roedor por si las cosas fallaban. Los lamentos y arrepentimientos rompían el silencio de esa aula, como ella se rompía todas las noches por su soledad. El rugido de un, "podíamos haberlo detenido", hace eco en esa paredes, junto con sus gritos en esa casa, sola, donde era feliz; ahí, donde se la acabo su vida.

Tal vez si no hubiéramos sido tan egoístas y a esa artista le hubiéramos dicho que nos gustaban sus dibujos, y no solo guardarlo para nosotros, o decirle que nos gusta su música.

¿Porque no vimos que en sus últimos dibujos, solo dibujaba tristeza? o que su caminar rápido se había trasformado en pasos pequeños y apagados.

Porque ese chico que la vio todos los días en el autobús no le dijo lo linda que parecía.

Porque cuando la cruzamos en el museo no fuimos con ella.

Porque no estuvimos a su lado cuando su madre estaba enferma, o en su muerte.

Porque no advertimos que su ropa de invierno se volvió su ropa de todos los días, o que ya no iba a el parque en el otoño.

Porque, sabiendo que pasaba toda la noche en ese balcón fumando, sin dormir, no advertimos nada, o cuando veíamos que sus ojos no brillaban.

Nos pedía ayuda a gritos, y nosotros, seres ególatra o tal vez ciegos no lo vimos, nos necesitaba y nosotros no estábamos.

Sus últimas palabras fueron el lunes lloraran, ¡porque no nos dimos cuenta! Ella necesitaba un "cuenta conmigo" o un "¿te encuentras bien?". La soledad la consumió por completa hasta que la llevo a su trágico final, se fue, despidiéndose, pero nosotros no lo vimos.

Me gustaría terminar esto diciéndoles que esta niña sigue aquí, pero en otros cuerpos. Yo tarde vi que necesitaba un amigo, que yo pude haber sido cuando la cruzaba todos los días a las 7:30am en la línea 43 de aquel autobús, mira bien, estas a tiempo.

Paso 3 meses de su despedida y este fantasma silencioso me está consumiendo a mí, parece que me tiene el mismo destino...



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⏰ Última actualización: Dec 18, 2015 ⏰

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