Regresando al bosque

69 7 4
                                    

Árboles, puros árboles, estoy rodeada de tantos árboles que podría sentirme en una selva en la cual perderme si no estuviera en aquel grupo turístico, éramos alrededor de unas nueve personas, con típicos trajes montaña y, por ser un grupo, todos teníamos un chaleco color azul brillante para identificarnos el cual abandonaríamos, gracias a Dios, al acabar. Creo que no me he presentado, Me llamo Alice Hamilton... Si, por lo que pueden imaginar, soy la típica niña rica, que odia este tipo de lugares. Pero no, soy adoptada desde los 8, sin embargo, mi hermana Katherine... Ella si es una rubia natural, operada, el libreto normal en pocas palabras.

– ¡Oye, Alice! ­–Me llamó un rubio de piel un poco bronceada, con un gran sonrisa, mi mejor amigo, y amor secreto de mi hermana... y no, claro que no se lo daría.

– ¿Qué paso maxi? –Pregunto mientras abría aquel feo chaleco azul por el cierre del medio.

Bajo este solo llevaba un jean negro, botas de montar del mismo color, un cinturón marrón oscuro, una camisa de botones roja con estampado de cuadros al estilo leñador, la tenía arremangada sobre los codos, mostrando unos guantes negros hasta la muñeca que dejaba ver mis dedos, los primeros tres botones de la camisa estaban abiertos dejando ver un top negro abajo. Colgaba de mi cuello un collar de búho que llegaba a mitad de mi pecho.

Y máximo, mucho más sencillo, unos jean gris oscuro, unas botas marrones de montaña, y unas camisa negra, avienta un poco en su pecho, con sus rubios cabellos rozando sus hombros... ese chico podría gustarme, es una belleza... pero nunca he tenido ese sentimiento que todos llaman "amor" y que sea tan profundo.

–Te me escapaste demasiadas veces, y tu hermana no deja de seguirme... Auxilio –Dijo fingiendo el tono de un niño temeroso del monstruo bajo su cama.

–... ¿Debo no reírme de ti? –cuestioné aguantando una gran risa.

–Puedes hacerlo si quieres pero te por seguro que en plena noche te echaré un cubo de agua fría y tendrás que venir a calentarte conmigo a mi cabaña –Aclaró riendo bajamente.

–Solo nos quedan tres días de campamento máximo, tu llegas a hacerme eso y... ¡Haré que no te despierten cuando llegue el autobús, que te quedes aquí solo y te coma un oso!

–... Creo que me da más miedo que me "atrape el temeroso Slenderman" –dijo con un mohín en los labios, con un tono ridículo en su última oración.

–... ¿Quién? –pregunté arqueando una ceja.

– ¡Ah por favor parís! ¡El tío este del cuento... creepypasta, esa mierda!

–... ¡Ah ya! –Mi rostro se ilumino al oír la palabra creepypasta, de más niña, como a los 12, o 13, estaba obsesionada con todos ellos, tenía una selección de favoritos y hacia historias fan con ellos, pero ya con tantos traumas y cambios en mi vida olvide muchas cosas– me encantan... pero no creo que sean reales.

–Yo tampoco pero-... –se detuvo, viendo hacia nuestro grupo guía... que de no ser por los estúpidos chalecos, realmente los hubiéramos perdidos de vista, pues nos quedamos ahí parados hablando como si no estuviéramos en pleno bosque, las 6 y media de la tarde–... ¡Mierda corre, sigue el azul fosforescente! –dijo tomando mi mano y comenzando a correr junto a él.

– ¡¿Ahora si te gustan más los chalecos no?! –le cuestioné riendo y negando con la cabeza.

En cuestión de un par de minutos ya estábamos reunidos nuevamente con el grupo, y el guía seguía hablando de los tipos de maleza, los animales alrededor, y las historia de los boques, la mayoría me mantuvo aburrida, pero cuando dijo que las fabulas y leyendas se hablarían en la fogata, me anime un poco, sonriendo algo más emocionada, oyendo la risa del rubio pues había apretado un poco su mano... soltándosela y dándole un Lepe en la cabeza.

MarionetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora