No dejare que se preocupe

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Nunca supe como titular esta historia, bueno, espero que les guste, comenten todo lo que quieran, como he dicho cualquier cosa es buena para mejorar

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Lunes por la mañana, Mei estaba en el salón terminando unos papeles del consejo, mientras, Yuzu seguía en la habitación en completo silencio; Yuzu, levántate o llegaras tarde – dijo Mei sin despejar la vista de los papeles, no recibió respuesta alguna, fue a la habitación para saber el por qué de tan raro comportamiento; entro y se encontró una gran bola en la cama cubierta por una manta, al quitarla apareció Yuzu acurrucada y con la cara completamente roja, Mei la toco la frente, estaba ardiendo; ahora Mei entendía lo que había pasado la noche anterior, Yuzu se había metido en la cama sin mediar una palabra con ella, ni mirarla o abrazarla por todo lo que se movía mientras dormía. Yuzu al sentir frió se volvió a tapar – Mei no te preocupes, enseguida me levanto y podremos irnos – la morena asintió con la cabeza y salió de la habitación como si no se hubiera enterado del estado en el que se encontraba Yuzu, nada mas cruzar el umbral de la puerta la rubia soltó un gran suspiro, no podía soportar el sofoco de la fiebre.

En cuanto se aseguro de que Mei no estaba, se incorporo para sentir el viento que venía de la ventana – Mmmm, ¿Mei se habrá dado cuenta?, creo que no, ya no me hace caso – cogió el espejo que tenía en la mesilla para asegurarse de que no se la notaba nada cuando de repente apareció Mei por la puerta, traía la ropa de Yuzu, la puso encima de la cama – Vístete rápido, no quiero llegar tarde por tu vagancia – Mei seguía actuando como si no supiera nada pero antes de salir la lanzo una de esas miradas que helaban la sangre – enseguida voy – la rubia intento sonreír para disimular el malestar. Yuzu se vistió como pudo, se puso más maquillaje de lo normal para camuflar las rojeces, salió de la habitación con una sonrisa y fue a esperar a Mei en la puerta de casa. Camino a la escuela Mei miraba disimuladamente a Yuzu para ver si podía aguantar con esta farsa, la rubia no mostro ni una debilidad hasta llegar a la puerta – Mei, deberías ir a la sala del consejo estudiantil, ¿no tenias cosas que hacer? – Yuzu volvió a sonreír como si no pasara nada, Mei asintió y la hecho un ultimo vistazo antes de irse; la rubia se despidió con la mano y en cuanto vio como Mei cruzaba la esquina se cayó al suelo llorando, no podía aguantar más el dolor, había llegado a su límite; se quedo en el suelo un tiempo hasta que reunió las fuerzas necesarias para levantarse e ir a clase.

Para la rubia el día pasaba demasiado lento, en la primera hora consiguió pasar desapercibida, la segunda hora fue algo más difícil de sobrepasar pero nadie noto la fiebre de Yuzu, así pasaron todas las clases hasta la quinta hora, solo la quedaba una hora para poder irse a casa y descansar; el profesor mandó a Yuzu a resolver en el encerado, la rubia cogió aire y se levanto para ir pero en cuanto agarro la tiza cayó desplomada al suelo, se desmayó.

¿Qué ha pasado?, ¿Dónde estoy? – pensaba Yuzu mientras intentaba abrir los ojos, antes de poder ver nada distinguió una mancha que estaba a su lado – Has aguantado muy bien, no creí que durarías tanto – dijo la mancha, Yuzu reconoció esa voz, era Mei, la rubia se tapó entera con la manta la vergüenza podía con ella, Mei intentó quitársela pero fue inútil, soltó un gran suspiro y se cruzó de brazos

Se produjo un fuerte silencio, Yuzu dejó escapar sus ojos por encima de las sabanas, la morena de ojos violetas seguía ahí inmóvil leyendo un libro al lado de la cama, el silencio se iba volviendo más fuerte a medida que el tiempo pasaba, pasado un rato Yuzu se incorporó para estar más cómoda, ya se la había aclarado la vista y la dirigió a Mei, estaba dormida, era su oportunidad de explicarla lo que había pasado sin sentir esa mirada fría que la había hecho sentir vacía varias veces. Mei, yo quería explicarte lo que ha pasado, no que... - la frase se cortó de repente, el culpable, un beso, los ojos de Yuzu se abrieron como platos, la había pillado por sorpresa, la morena se separo de ella y la miro fijamente a los ojos – No vuelvas a hacer algo así, ¿me has entendido?, no vuelvas a mentirme de esta forma – Yuzu asintió como una tonta, aun estaba analizando lo que había pasado; la cara de Mei se puso roja con un tomate – Iré a buscar a la enfermera para decirla que ya estas mejor – la morena se levanto lo más rápido que pudo pero algo se lo impedía, esa fuerza tiro de ella y en un momento, en contra de su voluntad se encontraba encima de Yuzu – Yuzu ¿qué haces? Alguien podría entrar y vernos – la rubia la tapo la boca y puso una sonrisa y muy bajito dijo en su oreja – Gracias.


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