Aun no me había dado tiempo a cambiarme desde que llegue, el remordimiento me lo impedía, creo. Así que con el uniforme puesto, fui hasta la puerta de entrada y me calce mis pequeñas zapatillas amarillas, de hecho mi color favorito, y luego cogí las llaves, para deslizarlas por el buzón de la correspondencia. Supuse que mi compañera de cuarto, Miku, las encontraría en ese lugar; estaba en una cita con su novio, y me aviso de antemano que llegaría tarde.
Ya frente a la puerta del apartamento de Len, forme con mi mano un puño y di pequeños golpecitos en la madera. Lo hice como seis veces hasta que me canse; entonces intente bajar la manija, y sorprendentemente estaba abierta.
Me saque mis zapatillas para calzarme con unas pantuflas. Busque a Len por la mitad del apartamento y no tuve suerte, así que fui hasta su habitación. Lo encontré ahí, durmiendo. Era como un ángel, su pelo estaba todo revuelto y yacía sobre la almohada, sus labios estaban ligeramente abiertos y sus largas pestañas completaban el maravilloso espectáculo.
No sabría decir exactamente cuánto tiempo me quede contemplándolo en el marco de su puerta; tuve oportunidades en las que le vi dormir, pero esta se me hacia un poco mas especial.
Con un ágil movimiento que ordeno mi subconsciente a mi cuerpo, estaba en cuestión de segundos frente a él. Y por arte de un maldito pero fuerte deseo, me agache hasta que mi boca logro quedar a milímetros de la suya, lentamente me acerque más, hasta que nuestras respiraciones eran uno y... Oí el pomo de la entrada girar, e inmediatamente me aleje de Len. Santa Madre, ¿Qué diablos estaba por hacer?
Salí corriendo de la habitación lo más rápido que mis piernas me permitieron y en el camino me tope con Kaito. ¿Qué es lo que estaría pensando? ¿Qué soy una pervertida que fue con malas intenciones a la habitación de su amigo? Bueno, aun que creo que la ultima parte es cierta...
-H-Hola Kaito- dije tratando de sonar lo más tranquila posible y maldecí por dentro al no lograrlo.
-Ah, Rin ¿Cómo estas?- me pregunto de lo mas casual, pero con duda en sus ojos. Ojala y no esté imaginando algo erróneo.
-Um... bien, sabes, ahora me tengo que ir. Adiós.- Definitivamente toda mi primera convicción se esfumó. Ya me lamentaría después.
-Eh... está bien... Ah, por cierto, antes de irte, ¿podrías entregarle esto a Miku de mi parte? Es un regalo.- me pregunto en tono de suplica para luego comenzar a buscar dentro de su maletín hasta que lo encontró. Cogió un pequeño cofre color rojo y me lo extendió.-
-No hay problema- dije con una sencilla sonrisa y cogí la cajita.
-Gracias, y también dile que me olvide de dárselo antes. - ¿Antes?
Asentí con la cabeza -Bien. No vemos.-
Camine hasta la puerta, y me despedí con un corto movimiento de mano. Kaito hizo lo mismo y me devolví a mi casa, no sin antes reposar mi espalda en la madera, llevar una mano a mi pecho y soltar un suspiro. Largo y profundo.
Me di la vuelta y presione el botón del timbre a un costado del pórtico. Detrás de este pude oír un energético "¡Ya voy!" y luego una sonriente mujer que destilaba felicidad por los poros me abrió la puerta. Alguien está de buen humor.
-Oye, oye ¿Que sucede con toda esa alegría?– pregunte divertida mientras me disponía a entrar.
-Lo que ocurre es que... ¡Tuve una cita con mi novio! El se porto tan bien conmigo... fue todo un caballero- musito risueña, y al final liberó un suspiro de ensoñación.
-Hace tiempo que me vienes atormentando con relatos sobre tu fantástico novio y demás, pero nunca me dices su nombre.- exclame entretenida.
-Oh, es cierto. Su nombre es Kaito, Kaito.- me sorprendí un poco, pero era de esperarse. Las miradas de los típicos enamorados, las tristes despedidas, en cierta parte revelaban una relación más personal. Además del regalo que me dio como recado minutos antes.
-Ya entendí, no tienes que remarcarlo. Es el vecino de al lado.- dije simplemente, metiendo mi mano en el bolsillo de mi pollera para develar el regalo.
-Pero, ¿no te sorprende?- dijo confundida, cuando la conexión entre ellos era más que notable. La palabra "discreción" no estaba en su vocabulario.
-Lo siento amiga, pero era más que obvio.- dije soltando una risita. Ella se puso roja.
-Rin, que mala eres.- dijo enfadada. Hay veces en las que la situación hace parecer como si yo fuese la mayor de ambas.
-Ya, ya, no te enfades. Ten.- extraje el afamado presente, por fin, de donde lo tenía escondido. A todo esto creo que termine alabando al regalito.- Es de tu novio.- Y le extendí mi mano con el obsequio en la palma de esta. Ella lo tomo de inmediato, abriéndolo con gran fervor. Revelando un hermoso colgante con dije de cuarzo cristal finamente decorado.
-Es precioso...- musito realmente pasmada mirando fijamente la reliquia, lo que me hizo soltar una carcajada.
-Tonta, de que tanto te ríes.- dijo con una sonrisa clavada en su rostro, me gustaba verla de esa manera, feliz.- Ven, ayúdame a ponérmelo, después de todo lo compro con ese propósito.-
Me acerque, y cuidadosamente lo coloque en su cuello. Como desearía que Len me diera un regalo tan bonito... Espera, ¿Qué estoy pensando? Inmediatamente sacudí mi cabeza para alejar esos pensamientos.
-Listo. Realmente lo compro con tu imagen en mente. Se adecua completamente a ti.- dije con una gran sonrisa.- Eres muy afortunada.-
-Te lo agradezco Rin, pero por supuesto que el también es afortunado de tenerme- al decir eso nos miramos y reimos un poco.
-Oh Dios- dijo secándose las lagrimas- me olvide de decirte algo realmente importante- hizo una pausa, como eligiendo las palabras correctas.- vamos a casarnos.- ¿Eh?
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Hasta Pronto, Hime Samas♥
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~Mi Princesa~ |Fanfic RinxLen|
FanfictionSi tan solo pudieras ver la profundidad de mis sentimientos, te darías cuenta que te he amado desde siempre...