Toda una juventud soñamos con una vida impecable, un trabajo estable, una casa grande con un acompañante que nos ame la vida entera, tener mascotas, un perro o un gato. Pero al fin y al cabo terminados en una pesadilla que nos permite ser nosotros mismos, a luchar por lo que verdaderamente queremos, a no conformarnos con una vida llena de estereotipos donde la sociedad nos impide desarrollarnos, quizás debamos esforzarnos un poco más o seguir lo que realmente queremos. Nada es fácil, pero así mismo nada es difícil si lo llegamos anhelar demasiado.