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El amor es tan extraño que se presenta en forma de alguien ajeno. Porque, aunque mamá dice que no hables con extraños, sabes que al final te terminas enamorando de uno. Sólo que cuando te enamoras, esa persona cambia de definición; ya no es más el extraño con el que mamá no quiere que hables, ahora es alguien especial que te hace sonreír, gritar, llorar y sentir mariposas en el estómago.

Enamorarse es fácil, todo empieza con un encuentro accidental, algo tan poco trascendental que es casi una coincidencia.

Por ejemplo, esta tarde fría de diciembre, en la que al volver del partido de soccer, Namjoon ha olvidado su suéter en casa y podría jurar que los 13 grados centígrados que marca el termómetro del autobús son incorrectos, que en realidad están en el Polo Norte o algún lugar donde hace mucho frío.

Y tiembla ligeramente mientras nota el vapor salir de su boca, chocando con el vidrio de la ventana y empañando el cristal. Aún faltan quince minutos para llegar a casa. Seguramente morirá. Y si no, seguro se enferma, si se enferma su madre lo matará. Estaba jodido en cualquier escenario.

— ¿Puedo sentarme? —Le preguntan amablemente.

Asiente con la cabeza, pues sus dientes castañean demasiado y le es imposible hablar. El extraño le sonríe y toma asiento a su lado, su sonrisa es bonita. El calor que el cuerpo ajeno desprende logra disminuir un poco el frío, pero Namjoon aún siente la piel de gallina y la punta de los dedos helada.

— Eres un poco tonto, ¿no lo crees? —Susurra el extraño castaño.

— ¿Disculpa? —Namjoon se siente seriamente ofendido. Es decir, ¿dónde quedaba el respeto?

— ¿A quien se le ocurre salir sin abrigo en Diciembre? —El chico, con una chaqueta verde, bufanda negra, y gorro y guantes a juego, quita la bufanda de su cuello y la estira hacia el moreno.

Namjoon le mira extrañado, pues no sabe si ese sujeto cara de conejo está bromeando o solo es su forma de coquetear. En su interior espera que sea la segunda opción. El extraño rueda los ojos al ver que el chico de cabellos rosados no tomará la bufanda, y a la fuerza, envuelve la piel de Namjoon, haciendo un elegante nudo con las puntas de la bufanda, dando una palmadita sobre la tela una vez que termina. Sonríe una vez más.

— Cúbrete.

Ordena antes de levantarse y bajar del autobús, todo con la misma calma con la que se había sentado a un lado del futbolista.

Namjoon mira el camino por donde el chico ha desaparecido con un poco de perplejidad y se muerde el labio inferior ligeramente. Esconde la nariz en el calor de la bufanda y sonríe. Ese sujeto era lindo.


Cómo enamorarse. [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora