Capítulo 1: Aire nuevo.

24 0 0
                                    

Me giré en mi nueva cama, ¿por qué cuando más necesitas dormir, más piensas? Al día siguiente tendría que afrontar mi primer día de instituto y una nueva vida. Tendría que hacer amigos. YO. Dios, ¿cómo me las iba a arreglar? No se me daba bien hacer amigos. Bueno, realmente no sé si se me daba bien o no, porque nunca lo había intentado. Antes, cuando vivía en España, no lo había necesitado nunca, siempre había tenído amigas.

Ahora, perdida en mitad de Estados Unidos, todo era diferente.

Cerré los ojos e intenté, por todos los medios posibles, dormir. Conté ovejas, dejé la mente en blanco, escuché los ruidos exteriores...

La pesadilla no tardó en venir. 

Me incorporé en la cama respirando rápidamente y encendiendo la lámparilla. Al menos ya no gritaba cuando volvía a tener ese "flashback". Estaba sudando por el sueño, pero eso no me impidio notar los familiares escalofríos que me recorrieron el cuerpo. Sentir cómo la carne se me puso de gallina. Cómo mi cuerpo se tensaba ante lo que ya sabía que iba a ver, listo para correr.

Estaba sentada en el borde de mi cama y mirando a través de la ventana. No era la primera vez que la veía. Mi hermano me había dicho que solo era un síntoma más del TEPT, tener alucinaciones, ver cosas que echas de menos. Pero hasta hace unos meses no me di cuenta de que llevaba toda mi vida viendo lo que los demás no podían. Tomé tranquilizantes que no servirían nunca de nada. 

Porque estaba viendo a mi amiga  muerta.

–Tu no estás aquí de verdad – susurré para mí misma. 

En un intento desesperado, me levanté y eché a correr. Tropecé al abrir la puerta y salir al pasillo, chocándome con la baranda de madera – mañana sería un bonito morado en mi cadera – , aunque no me importó. Entré en la habitación de mi hermano y cerré la puerta.

–Chris – susurré, con el corazón corriéndome a mil por hora. Un pequeño ronquido se le escapó. Alcé la voz – ¡Christian!

–¡Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee! – murmuró, metiendo la cabeza en la almohada.

–¿Puedo dormir contigo? – andé un poco, insegura, y me puse al lado de su cama.

Eso captó su atención, porque levantó la cabeza y me miró muy fijamente. – Qué miedo das, joder. Pareces la niña de The Ring con el pelo por la cara...

–Véte a la mierda – le corté nerviosamente, – ¿puedo o no?

–¿Has tenido una pesadilla?

–Puede ser.

–¿Puede ser, qué, Nora? Sí o no.

–Sí, he vuelto a soñar lo mismo. Pero ya estoy bien, lo prometo – bajé la cabeza para que mi pelo ocultara mi cara. La verdad es que solo intentaba darle pena.

Suspiró, abriéndome el otro lado de su cama. Yo me metí con él, decidida a no volver a mi habitación en días o años, no me importaba, ahora mismo estaba a salvo hasta que mamá viniera. Mañana sería otro día, nuevo y brillante. Con eso en la mente, acabé durmiéndome apoyando la cabeza en el hombro de mi hermano.

–¿Y si te pones un vestido para tu primer día de clase? – Sonriendo, mi madre abrió otra de las cajas de mi habitación. El sol del amanecer entraba por los cristales y hacía brillar su pelo como un día de verano. Mi hermano y ella eran exactamente iguales; rubios, con ojos azules y gracia natural. Yo, por otra parte, era como mi padre; pelo negro, ojos marrones y más torpe que un gato con calcetines.

–¡Ni hablar! – Solté un bufido ante la idea de yo llevando un vestido. – No quiero que se asusten el primer día.

Negando con la cabeza mi madre sacó todos mis libros para colocarlos en su nueva estantería. – ¿Por qué no regalas algunos libros a una ONG? Ya tienes much...

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 29, 2013 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Save me.Where stories live. Discover now