La Planta y el Balcón

Erase una vez una planta, era una planta pequeña y que pasaba desapercibida. Estaba plantada en un rincón de una ciudad junto a hierbajos varios que pinchaban y eran feos. Nuestra planta se sentía un hierbajo mas. En la acera de enfrente vivía una señora que tenía en el balcón un montón de flores como Rosas, Amapolas, Tulipanes... Nuestra planta deseaba ver todo desde arriba, deseaba ser bonita como aquellas flores. Un día pasó el jardinero del jardín que había al lado de donde estaba plantada esta protagonista. Vio la planta entre todos los hierbajos y decidió arrancarla. <<Es el fin, voy a morir>> Pensó la planta. Pero el jardinero la cogió con tal cariño que la planta conservo todas sus raíces y quedó sana y salva. El jardinero vivía en un piso de aquella calle, en frente de la señora de las flores preciosas. El jardinero la planto en su balcón. La planta no entendía por que, pues pensaba que no era mas que un hierbajo. Paso el invierno y volvió la primavera. Nuestra planta observo como las plantas de enfrente no eran tan bonitas, ya que se peleaban entre ellas por el agua y el sol. En el fondo eran malas hierbas. Nuestra planta estaba ahora plantada al lado de otra como ella pero mucho mas vieja, muy segura de si misma y de que no tenia nada que envidiar a las otras plantas. <<Como que no, si solo somos hierbajos>> La planta mayor le dijo que se quedara aquella noche despierta y comprobara si de verdad eran tan mala hierba como pensaba. Al caer la noche, a la hora que nuestra planta se solía dormir, abrió los ojos y contemplo como su compañera comenzaba a florecer en una gran flor con las hojas doradas y amplias. Al instante se noto florecer ella también y descubrió que era una preciosa flor nocturna que en verdad no tenia nada que envidiar a las vecinas. Pues bien, nuestra planta aprendió que las apariencias engañan, y que no solo importa la apariencia, sino que importa mas el interior, y que a veces necesitamos dejarnos abrir los ojos para darnos cuenta de ello.