Capitulo 1

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Otra vez el despertador, otro día más para marcar en el calendario. Dí media vuelta en la cama y quede mirando por la ventana, otra vez sol, sin una nube, ni rastro de tormenta alguna que disminuyera el número de alumnos que concurrieran hoy. Suspire rindiendome a que el clima cambiara, hice un esfuerzo por levantarme; me destapé y...y ahí quede, mirando el techo, contando los atrapa sueños que colgaban de él, pequeños tejidos de hilos terminados en plumas de colores, que se mecían a favor de la brisa que entraba por la ventana. Habían sido testigos del llanto de tantas noches y guardianes de tantos sueños y deseos que no se habían cumplido.
Junté valor y con pesadez me senté al borde de la cama y me puse las pantuflas, las mire, las mire y las volví a mirar; examiné en mi mente las materias y posibles examenes que tenía para hoy, posibilidades de quedarme en casa y su causante a futuro, el golpe seco de la puerta principal me trajo a la realidad.
Caminé arrastrando los pies hasta el baño.
Hoy mi habitación parecía mas grande o tal vez era yo que me sentía más pequeña, no se si sería que mi autoestima hoy me pesaba demasiado para subirlo, el calor o la mala noche.
Me miré al espejo, estaba demacrada, ojeras que ocupaban la mitad de mi rostro, ojos hinchados y rojos. Mi nariz era tan parecida a la de un payaso con gripe hoy, punto a favor de tener baño individual; no me verían así al bajar las escaleras. ¿Maquillaje si o maquillaje no?, definitivamente no. No me molestaría en tapar nada de esto, porque es prácticamente imposible. Me lavé la cara, deje el grifo abierto, el sonido del agua me hizo sentirme un poco más a gusto.
Mire la bañera y luego mi reloj. Tenia tiempo para desayunar y dejar que el chófer me llevara. Al diablo; abrí la regadera y deje que se llenara la bañera. Sin apagarla me metí y deje que el golpe del agua me masajeara la espalda.
Me sumergí por un rato, volviendo al día de ayer y al anterior, y al anterior y al resto de los días. Mire mi piel y todo su exceso bajo la espuma. Recordé la última dieta, como termino y me mire ahora.
Salí de la bañera y me envolví en una toalla. Me vi frente al espejo; que estúpido de mi parte en creer que a alguien le podría gustar.
Busqué en mi armario algo decente, luego algo que no me quedara tan horrible, finalmente opte por un jean, una remera holgada y una camisa anudada a la cintura. Después de revisar el celular y que el aparato inteligente me diga que va a haber frío, mejor seria prevenir.
Bajé las escaleras, el maravilloso "buenos dias" de mi madre, gritandole a la empleada más joven, por no haber preparado el café con edulcorante y con agua del tibet, me enferma. Tomé una factura del platillo y me senté junto a papá.
-Buen día querida-  A veces me maravillaba el poder de persepcion de mi padre, esta absorto en el diario pero aún asi sabe donde estas, que haces, que no haces y que te pusiste, todo eso...sin mirarte.
-Buen día pá- dije devolviéndole él saludo
-Gemma, no comas eso! Aquí tienes tus malteadas al agua y él café lo hará Sindy nuevamente en un momento-dijo en tono de reproche mientras me quitaba él bocadillo de la mano ¿Es que acaso quieres seguir siendo gorda?-esto ultimo lo dijo mirándome de arriba a bajo con desprecio. ¡Joder! Siempre es lo mismo con ella, daría lo que fuese por tener una madre normal y con normal me refiero a una con cariño maternal incluido. -Rose...-dijo papá por lo bajo en un tono de advertencia, para que se detuviera.
-¿Se puede saber donde diablos está Guzmán?- dice esta cambiando de tema rotundamente al preguntar por mi hermano, yo simplemente me limité rodar los ojos, siempre sería lo mismo, yo ya tenia muy en claro quien era él favorito de mamá, si es que yo para mi madre existía aunque sea, Guz era todo lo contrario a mi, es muy atlético, está en forma, es el tipico chico popular del instituto, adora las marcas, él dinero y todo lo que tiene que ver con ese entorno, y a todo eso sumemosle que piensa estudiar abogacía para así seguir con él negocio de nuestros padres, lo cual, lo convierte en él hijo perfecto.
Aún así es él mejor hermano que podría pedir, ha estado ahí para mi siempre que lo necesité, desde que era esa pequeña niña de cuatro años que lloraba por un raspón en la rodilla cuando caía y veía venir corriendo a mi rescate a un pequeño Guz tan solo un año mayor que yo para levantarme y tranquilizarme.  Hasta en la actualidad, en esas largas noches de llanto que parecen nunca terminar, él está a mi lado reconfortandome con un gran abrazo cálido.
Y hablando del Rey de Roma... -Hola familia!- dice con una sonrisa radiante, hoy traía puesto un jean negro, junto con una camisa azul a cuadros y sus infaltables vans, su cabello castaño se encontraba desordenado y con sus adorados anteojos de sol sobre su cabeza. Debo recalcar también que apestaba muchísimo a perfume, apuesto a que prácticamente se sampó todo él frasco encima -Hermanita- dice besando mi mejilla -Buen día Guga- digo devolviéndole él saludo y nombrandolo como cuando eramos pequeños.
Tan solo su precensia me pone de un mejor humor. -Guzmán, siquiera te has duchado y encima es tarde-dice mamá en un tono reprobatorio -No pensaba ducharme tampoco Má, me bañé ayer- dice divertido y guiñándome un ojo mientras tomaba una factura de la mesa para así devorarla rapidamente y coger otra - Mmm, egstan buenigsimas- dice con la boca llena, yo reí por lo bajo- mamá simplemente hizo una mueca de asco.
-Niños!-dijo papá llamándonos la atención- -Son siete y veinte! En diez minutos deberían de estar entrando, apresurense, ah, y Gemma necesito a él chofer hoy, por lo tanto deberás de ir en él coche con tu hermano- ¡Carajo! ¡No! Ir con mi hermano implica ir con sus estúpidos amigos e ir con sus amigos implicaba burlas.
Tomé mis cosas y junto con Guz subimos al vehículo, conversábamos de cosas triviales hasta que pasó por la parada donde lo esperaban los 4 idiotas de siempre, inmediatamente me coloqué los audífonos a todo volúmen  y desvié mi mirada por la ventanilla para evitar cualquier tipo de contacto con sus amigos. El transcurso del viaje fueron los minutos más largos e incómodos de toda mi vida, en un momento sentí como uno  de los chicos me tiraba con una bolita de papel, al abrirla me encontré con una nota ofensiva, como siempre... Simplemente la arrolle y la guarde en mi bolsa, no quería que Guz armara un escándalo por algo como esto.
Al llegar bajé tan rápido como pude y salí huyendo, tratando de pasar desapercibida, cosa que no era muy fácil para mi, no solo por mi tamaño, sino, también por él hecho de que venía con los 5 chicos mas populares del instituto, y muchos me observaban, preguntandose cómo es que alguien como yo tenia cualquier tipo de contacto con alguien como ellos.
Me incomoda muchísimo que me observen, me siento muy exivida y me cohibo.
Por suerte llegamos a tiempo para entrar.
Enredada entre tantos pensamientos no me di cuenta y choqué contra alguien -¡Oyee!,fíjate por donde vas,¿Quieres?- y no chicos, no es lo que se imaginan, no es él hermoso cliché en él cual chocas con un apuesto caballero, se caen los libros, se enamoran y viven felices por y para siempre, eso no existe. -También es un gusto verte querida amiga-dije riendo-Oh, Gemm, lo siento, no me di cuenta que eras tú ¿cómo va todo? - dice brindándome una sonrisa de disculpa- No pasa nada Sam, fue mi culpa, iba distraída- digo sonriendo. Mientras charlabamos nos dirigimos al salón de clases para ingresar a una de las pocas materias que en verdad me gustaban: Literatura, me despedí de Sam ya que ella tenia matemáticas. Como es costumbre, camine con paso rápido hasta el rincón del fondo, cuanto más desapercibida pudiese pasar, mejor era.
En él instante que tomé asiento entró la profesora, yo adoraba a esa mujer, era una persona increíble y amable.
Al comenzar la clase seguimos con la lectura de "Cumbres Borrascosas"
Debo de admitir de que por más que me agrade está materia, el día de hoy se me ha hecho eterna, será que no tengo muchos ánimos, o que anoche no dormí muy bien pero lo único que deseo en este momento es volver a casa y ver mi serie favorita.

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⏰ Última actualización: May 27, 2017 ⏰

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