CAPITULO I. 1 de Octubre.

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Me levanté con el pensamiento de volver a tener que verle de nuevo. Era una pesadez la cual tenía que vivir cada fin de semana que tenía que quedar con el. Era mi pareja, Jon.
A Jon lo conocí a través de un amigo nuestro, Nathan, el iba un poco borracho y nos quiso presentar, sin saber nunca el por que, tal vez sería por que iba borracho. Estuvimos conversando toda la noche,esa noche fría de pleno Enero. Hablando de nuestras vidas y compartiendo opiniones hasta que al fin y al cabo nos pasamos los números de teléfono.Manteniamos el brillo en los ojos y la esperanza de reencontranos otra vez, fuese donde fuese, donde sea, queríamos volvernos a ver.
Cada vez que pienso en cómo nos conocimos, sonrio. Será porque anhelo esos momentos de magia donde los dos nos gustabamos y queríamos conocernos y llegar a ser algo más. Ahora veo la situación, llegado el Septiembre, observo como las cosas cambian radicalmente.
Nos vamos alejando y creando unas barreras entre nosotros que crean la distancia cada vez más grande. Pero no me importa. Creo que yo también he perdido el interés por esta relación y más que nada por el. Ya no nos miramos Con los mismo ojos, con el mismo sentimiento... Que triste suena decirlo. Tan triste de decir pero a la vez tan cierto.

Oí la voz de mi madre gritando mi nombre a lo lejos de mi habitación.

- ¡Enid! Chillaba mi nombre mientas levantaba las ventanas de mi oscura habitación.
¿! Te parece normal que a estas altas horas todavía no estés despierta ?!

+Mamá, no me jodas, son las doce de la mañana y te dije que anoche salí y que porfavor no me despertases. Dije con toda la impotencia del universo.

- Esta bien.
Dejare que la marquesa de la casa no haga sus responsabilidades. Dijo mientras se iba de mi habitación, dando un portazo a la puerta.

Me quedé con las palabras en la boca y fué mejor no decirlas, al contrario me hubieran castigado sin salir hoy ni cada día de mi vida.
Seguidamente de interrumpiese en la plena paz de la mañana, me levanté y fuí directa al baño.
Nada más entrar al baño intenté evitar el contacto con mi viejo enemigo el espejo. No podía evitar nada más verme y sacar cada complejo de mi. Me sentía tan mal al ver que había subido de peso... Una decepción cada vez que subida un gramo en la báscula. Y que tontería que todo empezase por la mayor palabra que suele salir y destacar en los Institutos. Gorda.
Esa palabra durante mucho tiempo cargo detrás mía. A mi espalda.
Pero no creo que me siga doliendo, sólo me quedaron secuelas después de lo pasado. Lo que si me duele es no verme bien y no sentirme agusto conmigo misma, pero después de dos años luchando por ello, algún día lo conseguiré...
Tuve que luchar y mirarme al espejo para poder arreglarme aquel pelo enmarañado y sucio por la fiesta de ayer, así que decidí darme una ducha para quitar la mala olor de el alcohol.
Mientras estaba en la ducha cantaba alguna que otra canción de la cadena de radio. También no podía evitar el pensar que podría hacer esta tarde en un local que teníamos yo y mis amigos.
Éramos un grupo de amigos que se reunían los fin de semanas en una espécie de cochera/garaje y tomaban un par de cervezas.
Entre ese grupo estábamos Ana, Sofía, África y yo, y algunos chicos que venían alguna vez que otra a pasar las tardes.
Salí de la ducha, y sentí unos murmuros ; era mi hermana, el problema es que no podía escucharla bien debido a que la música estaba bastante alta. La paré y pude escucharla con claridad.
- Son las 12:45 de la mañana. Te dije que necesitaba el baño para ducharme... ¡ sabes perfectamente que llegó tarde a la escuela de baile! Exclamó mi hermana.

+ Venga, no te alteres, bonita. Tu bonito cuerpo ahora no necesita agua para ser esbelto ante toda esa gente. Dije con un tono irónico.

-¡No me vengas con vaciles, Enid! ¡Sal ya de la ducha y déjame entrar!

Subí más el volumen de la música y tarareé la canción para picarla y joderla. No sé por que me gusta vacilarle, pero me rio un poco con ello.
Desenrede mi pelo, me puse crema para la piel y un poco de colonia, seguidamente me puse la ropa con la que iba a salir esta tarde y salí del cuarto de baño dejando paso a mi hermana.

Me moría de hambre, y es normal. Cuando sales la noche anterior y bebes al cabo de horas parece que no hayas comido durante días y días. Me dirigí a la cocina y abrí la nevera.
Observé que había un trozo de mi pizza favorita y la coji. La calenté un poco en el microondas y en segundos me la comí.
Me senté un rato en el sofá del salón.
Todo era paz. Mi hermana ya había parado de molestar. Mi madre estaba trabajando y yo estaba en un descanso total. Hasta que recibí su mensaje.
Era Jon, y está vez no parecía muy tranquilo.

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