1. Merry Christmas. [Henry]

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   —¡______! Qué bueno que viniste—Exclamó la señora Regina sonriendo, me hizo pasar a su gran casa, que por cierto, estaba muy bien decorada—. Estamos decorando el árbol de Navidad, Henry esperaba que vinieras—Aparte la mirada rápidamente de la decoración cuando dijo «Henry».

   Él a pesar de ser mi mejor amigo desde que llegue a este pueblo por alguna casualidad, me gusta, y no sé cómo pasó, pero pasó, un día normal como cualquier otro lo admití, no volví a salir de casa por días, tenía sentimientos encontrados y emociones, cuando me pasa eso tiendo a alejarme de las personas, por supuesto el lado preocupado de Henry salió a la luz y no dejo de llamarme por tres o cuatro días.

   ¡Ah, por cierto! Se me olvido. Me llamo ______ Dallas, tengo catorce años recién cumplidos, soy bajita, de cabello castaño estilo Lorde, por si no han escuchado de ella, es una famosa cantante a la cual admiro mucho, ojos color marrón, lo sé, es el típico color, nariz refinada, cejas estilo Cara Delevigne pero no tan geniales como las de ella, según Henry mi cuerpo es lo más lindo de mí, y lo dice como amigo, supongo...Cualquier amigo te diría sinceramente qué es lo más lindo de ti.

   —Me alegra mucho que Henry me esté esperando, señora Regina—Sonreí, amaba venir a su casa. No digo que vengo todo el tiempo, es sólo que amaba lo espaciosa y grande que era esta casa, quisiera vivir aquí.

   —Oh vamos _____, nos conocemos desde hace dos años, ya toma confianza conmigo, soy Regina, no señora Regina, y tampoco Regina la alcaldesa, Regina.

   —Entendido seño...—Ella arqueo una ceja—Regina.

   —Pasa, Henry debe estar esperándote con una caja de bambalinas sin abrir—Sonreí mientras me apresuraba a pasar. 

   Entre a la sala y me encontré con un gran árbol de Navidad casi listo, tenía muchas luces y colores, Robin, el papá de Roland, un hermano para Henry, estaba decorando de un lado del árbol, Henry estaba del otro y Roland estaba por ahí jugando. Sonreí al mismo tiempo que sentía mi corazón dar un vuelco, siempre me pasaba cada vez que veía a Henry, además de que las estúpidas mariposas comenzaban a molestarme. Sentí una mano posarse en mi hombro, note que era la de Regina, la mire sonriendo, ella sabía que Henry me gustaba y a ella le gustaba la idea de que me gustara Henry.

   Henry tuvo un primer amor hace unos años, pero salió lastimado, pero todo fue culpa de su otra madre, Emma. Larga historia. El punto es que si yo hubiera conocido a esa chica, la hubiera golpeado por desaprovechar a alguien como Henry. Según Regina, ella está ahora en un lugar muy lejano y no volverá. Creo que se llamaba Violet, no recuerdo.

   —Henry—Llamó Regina a su hijo, él levanto la mirada de lo que estaba haciendo—. Alguien vino a verte— Me señalo con la cabeza—

   —¡Dallas! Sí viniste—Se levantó del suelo para venir a abrazarme, note que tenía su pijama puesta y estaba descalzo. Amaba verlo así, siempre que llegaba tenía su pijama puesta, a veces se cambiaba, pero como no me importa verlo así, hay veces que se queda con ella. Tenía esa costumbre de llamarme por mi apellido, y por supuesto, yo también lo hacía.

   —¡Claro que sí, Mills!—Lo abraze tratando de alcanzarlo, era muy bajita, demasiado diría yo—. No me perdería la decoración del árbol de Navidad de la familia Mills—Le comenté mientras me separaba de él, no dejo de abrazarme por los hombros, se le hacía fácil por mi maldita estatura.

   —Te voy a poner a trabajar, Dallas—Hice un puchero mientras me dirigía con él a su lado del árbol.

   —No, trabajar no.

   —Sí, trabajar sí. Descuída, te pagaré—Los dos nos sentamos en el suelo, tomó una caja que estaba sin abrir y la puso en medio de nosotros—

   —Alto ahí, Mills. ¿Con qué me pagarás?—Lo reté.

   —No lo sé—Se encogió de hombros.

   —Henry, debes pagarle a la señorita—Dijo Robin, le sonreí.

   —Está bien, te pagaré, pero no ahora, espera hasta el treinta y uno de diciembre—Me crucé de brazos—. Y estoy hablando en serio.

   —Bien, te creo. ¿Con qué quieres que ayude?.

   —¿Te sabes alguna canción navideña?.

   —No, pero tengo una en mi teléfono—Saque mi teléfono, busque alguna canción, y sí, tenía una. Santa Claus is coming in to town de Justin Bieber, sé que a Henry no le gustaba Justin Bieber, así que lo hacía a propósito.

   —Te pasaste, Dallas—Le saque la lengua cuando la canción había empezado.

   Esta sin duda sería la mejor Navidad de mi vida.

   Treinta y uno de diciembre.

   ¿Recuerdan cuándo dije qué ésta iba a ser la mejor Navidad del mundo?

   Sí fue la mejor Navidad del mundo.

   Aún sigo de cobarde sin poder confesarle mis sentimientos a Henry, me sentía mal por eso, estaba deprimida, el único día del año que paso deprimida, quisiera poder confesarle mis sentimientos a Henry y comenzar un dos mil dieciséis con él. Faltaba poco para media noche, siempre cenábamos en Granny's. Veía cómo Henry reía y jugaba con el pequeño tío Neal. Otra larga historia. Sonreí. Verlo sonreír iluminaba mi mundo entero. Todos en este pueblo sabían que Henry me gustaba, a excepción de él por supuesto. Me sentía mal, no sé qué me pasaba, estaba nevando afuera, así que decidí salir un rato.

   —Emma, Garfio, ¿Me disculpan un segundo?—Les pregunté tímida, ya levantándome para ir afuera.

   —Claro _____, ¿Te sucede algo?—Me preguntó Emma preocupada—

   —No no, no te preocupes, no me pasa nada—Sonreí—. Estoy bien—Pero no es así. Ella asintió, yo salí rápidamente de Granny's tratando de ignorar a Henry, no podía ni mirarlo a la cara.

   La puerta de Granny's se cerro haciendo su típico sonido, había mucho frío, gracias a Dios me había puesto una chaqueta, sino ya estuviera congelada. Amaba la Navidad, la nieve, los regalos, la felicidad, todo...Amaba a Henry...

   Me abraze a mí misma cuando sentí que el frío llegar a mi cuerpo. Mire mi reloj, faltaba 5 minutos para la media noche. Ni siquiera la Navidad me daba el valor de decirle a Henry que me gusta, que quiero estar con él, que quiero ser feliz a su lado. Suspire mientras me iba a sentar en las mesas de afuera de Granny's, mire la decoración de la cafetería, la Abuelita había hecho un gran trabajo.

   —_____...—Escuché la voz de Henry, me voltee sonriendo, pero al mismo tiempo con cara de tristeza—. Quería decirte algo...

   —Lo siento, Henry. Pero no estoy de humor ahora—Me voltee de nuevo. Tratar así a Henry no me gusta. Pero es mi actitud que me hace tratarlo de esa manera.

   —Dallas, escúchame, esto es muy importante...

   —¡¿Más importante que qué, Henry?! ¡¿Más importante que yo?! ¡¿Más importante de lo que yo siento por ti?! Si es más importante que eso, por favor no me hables—Me levanté de la silla pasando por su lado.

   —¡Dallas! ¡Escúchame!.

   —¡¿Qué mierda quieres, Hen...—No pude terminar, ya que me había callado con un beso, estaba muy sorprendida de que lo haya hecho. Moví mis labios al compás de los suyos, siempre había soñado con probar sus finos labios, siempre me gustaron, tan rosados...Y lindos...Encajaban perfectamente. Él se separo de mí, abriendo sus ojos, sus ojos también me gustaban, tan claros pero al mismo tiempo tan oscuros.

   —Dallas, nada es más importante que tú, nada es más importante que lo que tú sientes por mí, o mejor dicho...Lo que sentimientos el uno al otro—Abrí la boca para decir algo pero él me calló—. Cállate y escúchame, quiero comenzar el dos mil dieciséis contigo, tú me gustas.

   —Henry...Tú también me gustas—Mire el reloj de Storybrooke el cual marcaba las doce—. Mira, comenzamos el dos mil diciséis juntos—Sonreí—

   —Feliz año nuevo, Dallas—Sonrió—

   —Feliz año nuevo, Henry—Los sonreímos mientras volvíamos a juntar nuestros labios.

  

Imaginas De Henry Mills/ Jared Gilmore ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora