Kuroko P.O.V
Estaba agotado, apenas abrí la puerta del enorme apartamento tiré todo al suelo y me costo mucho llegar al sofá para arrojarme a él.
Mis piernas dolían de tanto caminar por todo el centro con tanta gente y mi cabeza estaba mareada por todo lo que tuve que pensar.
Nadie me dijo que vivir en Estados Unidos iba a ser tan difícil.
Sentí una bola de pelo en mi mano y sonreí, recordé que no le había dado de comer a Nigou. Por cierto, él está enorme ahora.
Y como no, han sido ya diez años aproximadamente.
Sentí mi teléfono vibrar en mi bolsillo, sin ver el nombre de contacto contesté.
-¡Kurokocchi!~
Colgué.
Me metí a la ducha pensando que un buen baño me quitaría la fatiga. Y así fue, salí como nuevo. Pero ya que acaba de lavar mi ropa no tenía nada que ponerme decidí usar algo de Kagami. Me decidí por una playera y ya que era tan larga con ponerme unos boxers bastaba, pues la playera negra me cubría a mitad del trasero. Quiero aclarar que esa le queda algo ajustada a Kagami.
De nuevo mi teléfono sonó, con miedo a escuchar la "cantarina" voz empalagosa de Kise contesté. Si su voz me da jaqueca no sé como lo soportaban sus compañeros de preparatoria, o peor, Aomine.
-¿Nanodayo?
Por alguna razón escuchar a Midorima me recordó que debía poner el pino de navidad.
-Midorima, cuanto tiempo.- abrí la nevera, tenía tanta hambre que podría comer igual que Kagami.
De acuerdo, exagere.
-Vamos camino a tu casa. Feliz Navidad.
Me colgó.
Maldito karma.
Bastaron segundos para que entrara en pánico, conociéndolos ese "vamos camino a" significa que ya estaban abordando el avión.
Cada segundo contaba, llamé a mi sensual novio implorando su ayuda.
-¿Me estás diciendo que tendremos a toda la Generación de los Milagros en casa para Navidad?
-Me acabo de enterar.- mágicamente la fatiga volvió
-¿Qué compro?
Dios, Dios del basquetball, Superman, gracias por darme a Kagami.
Después de una extensa lista de cosas por comprar emprendí mi aventura en busca de las decoraciones de navidad.
Por si lo preguntan, si, he crecido. Diez años te cambian mucho, pero no se preocupen, sigo siendo el mismo Tetsuya (débil físicamente) de siempre.
No sé si reír o llorar.
Primero decore las paredes, puse botas cerca de la chimenea eléctrica, ángeles en la mesa de decoración, guirnaldas, copos de nieve y más de esas cosas que Kagami amaba.
Ensamble el pino y lo decore con esferas, más guirnaldas y colgantes de pelotas de basquet, comida y personajes de Disney.
Aunque no lo admitiera, Kagami fue quien los compró.
Y el jefe final llegó, la estrella.
-Kuroko, estoy en casa.- la voz de Kagami me hizo perder el equilibrio, hubiera caído pero él me atrapó.
-Bienvenido a casa, Kagami.- lo saludé con mi neutralidad normal.
-Debes tener más cuidado con eso.- y sus manos en mis caderas me alzaron para ayudarme con la estrella.
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Atrapados en los vestidores
FanfictionKagami y Kuroko tienen la desventura de quedar encerrados, ¿qué se puede hacer?