Dígale.

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Disclaimer: Todos los personajes, al igual que el mundo mágico de Harry Potter, pertenecen a la autora J. K. Rowling.

Un año y medio había pasado desde la caída del señor tenebroso a manos de Potter, la comunidad mágica gozaba al fin de paz y quietud, de hecho, gracias a los grandes cambios implementados por el nuevo ministro y al arduo trabajo del cuerpo de aurores liderado por el trio dorado dicha quietud parecía ser permanente.

Y es que Harry, Ron y Hermione tras terminar oficialmente sus estudios en Hogwarts un año después de la batalla final se habían incorporado a las filas del ministerio con el fin de terminar con los mortífagos que quedaban prófugos, todos esperaba que los 2 chicos siguieran ese camino, pero la gran sorpresa fue que Granger, la chica más inteligente de su generación, la insoportable sabelotodo obsesionada por los derechos de las criaturas mágicas y con cierta inclinación a la medimagia y a transformaciones terminara por elegir unirse a sus amigos, la explicación que dio fue sencilla y creíble, sobre todo después de que se descubriera que sus padres habían sido asesinados "no podré estar tranquila hasta que el último de los mortífagos caiga en manos de la justicia", nadie hizo más preguntas al respecto, nadie supo los verdaderos motivos, nadie excepto cierto pocionista pelinegro.

Severus Snape y Hermione Granger, el murciélago y el león, habían mantenido una relación secreta y prohibida desde el cuarto año de la castaña, comenzó gracias a un pequeño accidente con cierta poción de la verdad que la obligó a ella a admitir su gran admiración e interés hacia su profesor quien a su vez tuvo que expresarle la fascinación que le causaba, desde ese día nada volvió a ser igual, comenzaron las pláticas donde las horas pasaban si alertarlos, los juegos, los coqueteos, los celos, después las confesiones, los besos, las caricias.

Debieron enfrentar muchas cosas, la indecisión de él, la terquedad de ella y, sobre todo, el miedo de ambos. Miedo a hacerle daño al otro o a sí mismos, a la guerra que estaba por llegar, a las consecuencias si se descubría que estaban juntos y, a lo que más les aterraba, miedo a perder a la persona a quien más amaban.

Ese miedo se vio reflejado innumerables veces en los ojos de ambos, cuando Severus llegaba de reunirse con el-que-no-debe-ser-nombrado y encontraba a Hermione esperándolo con pociones para que se recuperase y con la mirada empañada por la alegría de verlo volver a salvo, cuando en su quinto año la castaña casi muere a manos de Dolohov en el ministerio y su amado no se separó de su lado hasta verla completamente restablecida, cuando el pelinegro se vio obligado a asesinar a Dumbledore y pensó que todo había acabado y sin embargo su leona le demostró la lealtad absoluta y la fe ciega que le profesaba pues no dudó de él ni por un segundo, cuando el trio de oro fue en busca de los horrocruxes y una vez más Hermione casi muere por la tortura de Bellatrix Lestrange sólo que esta vez alejada del gran amor de su vida.

En cada uno de esos momentos el terror los había invadido, sin embargo, ninguno se comparó al instante en que pensaron que no volverían a estar juntos jamás, cuando la esperanza estuvo a punto de morir junto a Severus que se encontraba desangrándose en brazos de Hermione debido a las mordeduras de Nagini. Él le decía que se fuera, que se pusiera a salvo, que ya era tarde; ella le prometía que todo estaría bien, que lo salvaría, que estarían juntos por fin; los dos, entre lágrimas de desesperación y dolorosos suspiros, trataban de decirse que se amaban.

Y lo lograron, una vez más se demostró por qué se le consideraba a la leona como la mejor, numerosos hechizos y pociones fueron necesarios pero logró salvarlo.

Para Snape lo había salvado por segunda vez pues lo que hubo antes de ella, de su amor, no era capaz de llamarlo vida. Lord Voldemort murió, Severus fue encontrado inocente y galardonado con la Orden de Merlin Primera Clase por su labor como espía durante tantos años, los alumnos recursaban o cursaban el año que habían perdido por la guerra y la parejita estaba extasiada, su plan era mantener la discreción hasta que ella se graduara, entonces serían libres de gritar a los cuatro vientos el amor que se profesaban, encontrarían a los señores Granger para que pudieran estar en la boda que ya habían planeado pues una noche antes de comenzar el año escolar, en medio de gritos y lágrimas de felicidad, la leona le había dado el "sí, acepto" al pocionista.

Traición.Where stories live. Discover now