Prólogo

11 1 0
                                        

El final también puede ser el principio

Mi vida es perfecta.

Ah, no, me he equivocado de adjetivo.

Mi vida es una puta mierda.

Hasta hace 2 horas todo era como yo quería, con un novio de ensueño, un apartamento precioso en el centro de Barcelona y unos planes de verano en la casa de la playa de mi novio. En Grecia.

¿Quién se quejaría? Yo no.

Hasta que me he encontrado en la situación mas repugnante que he podido pasar en mis diecinueve años de vida...

Miro el reloj en mi muñeca y aún son las nueve de la noche. Esperaba que la sesión de fotos durara un poco más, pero cuando tu modelo es un bebé de cuatro meses que se queda dormido no puedes hacer nada para despertar al pobre pequeñín.

Tras la sesión voy directamente a el apartamento, ya que ha sido un día pesado entre las clases y la sesión, pero no esperaba encontrar esta imagen al llegar a casa.

Anna, mi amiga y compañera de piso, desnuda en el sofá del salón con mi novio, ése novio con el que tenia un futuro planeado y una relación tan perfecta.

Perfecta los cojones.

Aún estupefacta por la imagen que ven mis ojos, cierro la puerta de la entrada fuerte para llamar su atención, cosa que consigo ya que los dos se me quedan mirando con los ojos como platos.

- Maggie... esto no es lo que parece- dice David, mi supuesto novio levantándose de el sofá y tapando sus partes con uno de los cojines. Justo el que me regaló la abuela la navidad pasada.

- ¿El qué?- digo intentando que mi voz no suene rota por las lagrimas que luchan para asomar por mis ojos.- ¿Encontrarte desnudo haciéndolo con mi supuesta amiga?-.

- Esto no es lo que crees...- empieza Anna intentando cubrir su desnudez con la manta del sofá.

Dios, yo he estado acurrucada con esa manta. Qué asco.

- ¿Qué es entonces?- les pregunto a ambos. Deben creer que soy tonta.

Ninguno de los dos responde, sólo se me quedan mirando fíjamente como si intentaran encontrar una respuesta o una escusa a lo que estaban haciendo. Pero sobretodo, miro a mi amiga, sus ojos reflejan pena, como si sintiera eso por mi. Pero realmente no tiene por qué, porqué en el fondo me alegra esta situación, ahora ya nunca tendré dudas sobre mi relación con David, porque ya ha terminado.

- Lo que yo creía- digo con asco.

Voy directamente a mi cuarto y abro el armario en busca de mis maletas. Ya es hora de abandonar esa ratonera de mentiras.

Una vez con la mayoría de mis pertenencias en las maletas me dirijo al comedor dónde me encuentro a esos dos en el sofá vestidos esperando poder hablar conmigo.

- Cariño...- empieza a hablar David, pero lo corto.

- No vuelvas a llamarme cariño en tu vida, ¿te ha quedado claro? Eres un cobarde asqueroso, y pensar que estaba enamorada de ti. Ahora me doy cuenta de que nunca podré estar enamorada de un chico como tu, alguien que me ha engañado. Y lo peor de todo es que me ha echo creer cada una de las palabras bonitas que me ha dicho. Me das asco.- me sorprendo a mi misma en cuando esas palabras salen por mi boca, pero estoy contenta de haber dicho lo que pensaba.

- Margareth, es normal que te sientas así, pero yo...- empieza a hablar Anna.

- ¿Así cómo, Anna?- pregunto esperando su respuesta, pero esta sin palabras.- Tu me has engañado tanto como él. ¿Sabéis que? Espero que seáis felices juntos, porque sois los dos iguales, el uno por el otro.- sigo hablando mientras cojo mis maletas y me dirijo a la puerta- Por cierto, podéis quedaros con ese cojín, me repugna tanto como vosotros.- Y cierro la puerta.

Entonces pienso en una cosa rápida. ¿Ahora qué hago?







The Back TripDonde viven las historias. Descúbrelo ahora