Ni loco.

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A partir de ahora para que sea más fácil para vosotros saber cuando hablan las voces las pondré en negrita, es una prueba, si os gusta más de esta forma o como estaba antes avisadme en los comentarios y lo tendré en cuenta para la próxima.

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Todo a mi al rededor daba vueltas, la idea de tener que compartir piso con un extraño se me hacía imposible.

-¿Karma podrías dejarnos solos un momento?- el peli rojo asintió y salió del lugar. -¿Por qué pareces tan aturdido?-

-Sabes mejor que nadie cual es mi temor, ¿Qué ocurrirá cuando me vea enloquecer por un ataque de pánico por la noche? Vivir conmigo no es tan fácil como alguien pueda pensar. -dije amargamente. A pesar de haber tenido noches tranquilas no significaba que siempre era así, a veces me despertaba gritando y llorando, no era una escena agradable de presenciar.

-Él te podrá ayudar, es un profesional después de todo. - negué repetidas veces.

-No quiero tener que preocuparme de los ruidos que pueda hacer o de mis ataques, no me sentiré a gusto con un desconocido conviviendo conmigo.- Yamamoto-kun asintió y se acercó a la puerta para permitir la entrada de su amigo.

-Él es Akabane Karma, un psicólogo de veinticinco años que posiblemente acabe en la calle porque por razones del destino no podrá ejercer la carrera que ha estudiado por un tiempo.- informó posicionándose a su lado, el peli rojo lo contemplaba sin comprender. -Él es Shiota Nagisa, un joven que necesita profesionales porque es incapaz de combatir contra las voces que escucha en su cabeza.- dijo señalándome. -Ya está, lo demás que necesiten saber pueden hablar entre ustedes. -una sonrisa se dibujó en su rostro y me contempló esperando una respuesta.

-Lo siento, pero...- y observé a Karma-kun, que me miraba con una ligera sonrisa en su rostro, por un momento lo confundí con un viejo amigo al cual apreciaba mucho pero que se había alejado por diversas razones que deseaba olvidar.

-Solo estará contigo por un rato y luego te abandonará como todos.- dijo una voz bastante aguda.

-Cuando pueda volver a su vida normal se irá.- informó otra soltando una sonora carcajada.

-No le permitas que se acerque a ti, solo te herirá, y ese es nuestro trabajo.-

-¿Pero?- interrumpió el molesto sonido de las voces Yamamoto-kun.

-Me gustaría pensarlo más tranquilamente, no es un tema que se pueda tratar como si nada.- dije forzando una sonrisa, ¿qué acabas de decir? ¿que tienes que pensar? Me pregunté a mi mismo mientras me dirigía a la puerta para salir de ese lugar. Necesitaba pensar y buscar la mejor forma de rechazar educadamente al inquilino que nadie había solicitado.

Salí del edificio y me acerqué a un banco que se encontraba allí.

-Respira.- murmuré mientras intentaba tranquilizarme. Sin quererlo me había visto envuelto en una situación comprometida.

-¿Nagisa-kun?- me llamó un hombre, alcé mi vista para encontrarme con esos ojos fríos que llamaban mi atención. -¿Podemos hablar?- asentí y se sentó a mi lado. -No tienes que verte obligado a aceptar, pero yo también pienso que es bueno para los dos compartir piso, por lo menos por un tiempo. - lo observé esperando a que continuase. -Takuya me ha contado que cuando estas con gente rara vez hablan las voces, por ello... si convivieses con alguien no te molestarían tanto, ¿no?-

-Entiendo a donde quieres llegar pero...- piensa algo rápido -no me sentiré cómodo con un desconocido.- Bravo Nagisa, eres un genio.

Marcado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora