Eran las 7 am. y comenzó su canto el canario marceño, un hermoso canto que todas las mañanas llamaba la atención del gato y hacia que se sentara bajo la jaula de la hermosa ave.
- ¿cómo es qué tú estás arriba encerrado? -preguntó el gato relamiéndose sus bigotes-
-Éste es mi mundo -respondió el canario observándolo desde la seguridad que brindaban esos barrotes-
-¿no te gustaría ser libre, hacer lo que te plazca y volar hasta donde tu cansancio te lo permita? -comentó el gato, después, dando un salto se colocó sobre la jaula- yo puedo abrir la jaula, si eso quieres.
El canario lo pensó por un par de segundos -esta bien, me convenciste, ayudame a salir- respondió el canario animado por la promesa de libertad.
-Esta bien -contestó el gato quien abrió la jaula y se comió al canario-.