El Campamento

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Si encuentran algún error como faltas de ortografia por favor haganmelo saber.

Vivimos en un mundo en él que casi todos fingimos. Una gran parte de nosotros a mentido y pretendido ser alguien o algo que no era.

En mayor o menor medida, a lo largo de nuestra vida fingimos una y otra vez, tratando de engañar a los que nos rodean para conseguir un objetivo concreto; aunque a veces no sepamos cual es o lo hagamos de forma inconsciente dentro de una rutina.

Fingimos tener mas conocimientos de los que realmente tenemos a la hora de hacer una entrevista de trabajo.

Fingimos estar bien aunque en realidad estemos sufriendo por dentro.

Fingimos tener prisa cuando la vecina nos sorprende en él rellano saliendo del ascensor y pretende ponernos al día de sus ultimas novedades.

Fingimos que aún sentimos amor por nuestra pareja mientras estamos deseando a otra persona en secreto.

Fingimos que los pechos tersos, amplios y perfectos aparecieron gracias a comer almendras y no tras la influencia de un bisturí.

Fingimos ser heterosexuales para que no nos señalen en él instituto o para no tener que dar explicaciones en casa.

Otras veces incluso llegamos a hacerlo a cara descubierta.

Desde teñirnos él pelo de algún color hasta rociarnos con él perfume de Armani antes de salir de casa.

Toda nuestra apariencia -y esencia- física se basa en fingir algo que no somos por naturaleza, con él fin de gustar mas tanto a los demás como a nosotros mismos. Y es lícito.

Estoy a favor de mejorar por fuera, para ser mas felices por dentro.

Él problema llega cuando vivimos rodeados de tanta ficción que se desvirtúa por completo lo que somos en realidad.

Se pierde la esencia real de lo que sentimos.

Todo se convierte en un espejo que sólo refleja lo que queremos que él mundo crea que somos y prácticamente nadie consigue ver más allá del cristal.

Muy pocos llegan hasta quienes somos de verdad.

En general, también tenemos la mala costumbre de simplificar a las personas.

Las catalogamos como guapas o feas, altas o bajas, buenas o malas, ineptas o talentosas, útiles o inútiles. Y me parece que ese es uno de los grandes fallos de la humanidad, aunque con esto no estoy descubriendo nada nuevo.

No se puede pretender encasillar a alguien en un grupo tan limitado cuando nuestro interior es una infinita gama de posibilidades, pensamientos y emociones que nos hace seres versátiles en constante cambio y evolución.

Como se suele decir: ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. Lo mismo ocurre con él resto de adjetivos que se le puedan aplicar a alguien.

Si no existieran etiquetas tan simples como "guapo", "inteligente" o "estúpido". No existirían otras más complejas como "normal", "negro" o "gay".

Y la inexistencia de esas etiquetas evitaría que ciertos sectores de la población se creyeran con la autoridad moral suficiente para dictaminar lo que es correcto de lo que no, lo que es normal y anormal, quien tiene mas poder y quien menos, quien es mejor o peor e incluso quien tiene derecho a ser feliz y quien no.

Quizás lo que pretendo decir es que las cosas rara vez son como la gente cree. Todo no es así por que si, regido bajo una norma infalible. Las cosas simplemente son, da igual como sean, son.

Aqui Y Ahora EL CAMPAMENTO || LARRY STYLINSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora