1. La litera y el mapache

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Si encuentran algún error como faltas de ortografia, por favor haganmelo saber.

Dar un traspiés, tropezar en la escalera de la puerta del bus y caer de boca al suelo no es precisamente la mejor forma de hacer acto de presencia en un lugar nuevo. Pero así comienza mi aventura en este campamento.

Está claro que, en algún lugar de Norwalk, Ariana me está haciendo vudú con un muñeco hecho a mi imagen y semejanza a modo de venganza por haberla dejado abandonada durante esta semana.

Como si yo tuviera la culpa de que haya tenido que quedarse estudiando para recuperar dos asignaturas pendientes.

No obstante, no creo que vaya a perderse nada del otro mundo, ambos lo sabemos; pero supongo que está más amargada por lo aburrida que va a ser su semana que por haberme ido sin ella.

Creo que es la primera aventura a la que me lanzo sin su compañía desde que nos hicimos inseparables hace años. Y, en el fondo, quizás es lo que necesito para que el aislamiento sea total... Dentro de las circunstancias.

Me levanto sonrojado, intentando dibujar en mi cara una sonrisa que demuestre que soy un chico espabilado que se ríe de si mismo, aunque en el fondo estoy muerto de vergüenza y pensando que este incidente me ha regalado automáticamente a pasar el campamento con el grupo de los nerds.

Miro a mi alrededor y, para mi sorpresa, soy tan irrelevante que ni siquiera los empollones se han dado cuenta de mi caída, genial, Harry. No vas ser el marginado, sino el ignorado.

Entre pequeños dolores y quejidos lastimeros, me dirijo hacia el lateral del bus para coger mi enorme mochila de acampada y me la cargó sobre los hombros.

Es entonces cuando me arrepiento de haber pensado que traer algo más cómodo a un campamento me habría hecho parecer niño pijo.

La mayoría han traído maletas de viaje, como si esto fuera un hotel y soy de los pocos que se ha traído la ropa arrugada e introducida a presión en una mochila dos veces el tamaño de mi espalda.

Segunda cagada del día.

Si el muñeco de vudú de Ariana puede hablar, ahora mismo le está contando que tenía razón, que habría sido mejor idea haber seguido su consejo.

-No seas imbécil y lleva una maleta. Que los demás piense lo que les de la gana. Más vale parecer pijo que gilipollas -me dijo ayer por la tarde antes de despedirnos.

Debería empezar a hacer caso de Ariana cuando me aconseja pasar de la gente, de lo que puedan o no pensar, y actuar en función de mis necesidades indistintamente de lo que pueda ocurrir después.

Aunque para ella es fácil decirlo, no tiene que soportar el peso que llevó cargando yo sobre mis hombros durante una larga temporada ya.

Y no me refiero a la mochila.

El caso es que siento que algo ha cambiado en mi. O está cambiando.

Algo a lo que no he querido darle importancia por qué he estado centrado en sacar buenas notas para poder acceder a la carrera de derecho. Algo que lleva azotándome los pensamientos y los sentimientos desde hace ya varios meses. Algo que no tengo claro que valla a ser positivo en mi vida. Algo que, definitivamente, no le iba a gustar mucho a mi padre.

Todo empezó hace unos cuantos meses. Bueno, para ser sincero, supongo que empezar, lo que viene a ser iniciarse el cambio, empezó hace más tiempo; pero yo no había reparado en ello hasta finales del verano pasado, cuando regrese a Norwalk tras pasar la temporada en la playa.

Aqui Y Ahora EL CAMPAMENTO || LARRY STYLINSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora