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3: Revelaciones.

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A la mañana siguiente me despertó la tonadita de la canción "Last Friday Night", de Katy Perry, tocada con trompetas. Era como un campamento tradicional... pero con millones de dólares, pesos y euros para financiarlo.

Ricos. Pensé con ironía. Y luego me reí porque yo de alguna forma también formaba parte del grupo.

Hacía bastante frío en la habitación, haciendo crecer más las ganas de quedarme ahí todo el día.

Esperé unos minutos, hasta que la misma tonadita volvió a sonar por toda mi cabaña.

Solté un quejido.

Me levanté y me fui directo a mi armario.

Esta vez elegí unos pantalones oscuros, una blusa de manga larga azul cielo, un chaleco negro, y tomé un conjunto de guantes y bufanda grises, también usé las mismas botas de la noche anterior.

Después seguí con mi rutina. Una cola alta, un poco de rímel, rubor, y un poco de brillo de labios.

Tomé las llaves y salí.

No sabía si Angelina ya había salido, pero probé suerte y fui a tocar.

Nadie salía.

Hasta que estuve a punto de irme, la puerta se abrió dejándome ver a una pequeña chica pelirroja vestida con un pantalón claro, un suéter de seda blanco con el cuello lleno de pedrería y unos pequeños tacones color perla.

—¿Lista? —pregunté.

—Nací lista.

Y partimos. Nos dirigíamos al comedor.

Angelina se la pasó contándome sobre lo mucho que el ambiente le gustaba, y yo no pude negarme. Por supuesto, preferiría estar sola, o al menos solo con ella y Chad, pero a comparación de todo lo que me había imaginado sobre un campamento de niños ricos... Estaba bastante bien.

Desde antes de llegar al comedor ya se escuchaba todo el relajo, vi por los ventanales cómo todos hablaban sin parar, incluso jugaban con la comida.

Sonreí.

Me gustaba estar sola, cierto, pero disfrutaba ver todo aquello.

Entramos al comedor, y por supuesto nadie se inmutó. Ninguna de las dos perdió tiempo y se formó para que pudiéramos servirnos la comida.

Casi todo el comedor era de madera, incluyendo las mesas redondas y las bancas en donde nos sentaríamos. Era muy bonito, incluyendo el hecho de que todo olía estupendo.

El servicio era muy rápido, pues solo estuvimos formadas unos minutos.

Tomé mi plato y recorrí la barra para ver qué desayunaría. Mi elección final fueron unos panes tostados con mermelada, un poco de tocino, jugo, y café.

Agradecí que fuera un desayuno bastante normal.

Angelina se sirvió lo mismo que yo, y ambas reímos un poco por aquello.

Después dejé que me condujera por todas las mesas hasta llegar a una en especial, donde se encontraba el mismo grupito de antes, ahora incluyendo a Russel y exceptuando a las chicas.

No me separé de Angelina en ningún momento, aunque, por cuestión del destino o por el hecho de que Dios tenía un raro sentido del humor, acabé sentada junto a Russel.

En cuanto me vio me dedicó una breve sonrisa, y luego regresó a su comida.

—Buenos días, chicos —saludó con entusiasmo Angelina.

Después de aquello todos me observaron esperando a que yo saludara también, por lo que terminé diciendo un buenos días.

Al parecer las actividades que tendría hoy y todo lo que resta de la semana sería tipo "conociéndose unos a otros". No sabía qué esperar, solo que sería una tremenda estupidez, pues la mayoría de los que asistían ahí ya se levaban conociendo desde hace varios años. Igual agradecí que todos los presentes estuviéramos en el mismo curso.

Enamorada de un idiota (EDUI #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora